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Las risas de sus ex compañeros suenan con fuerza sobre la música a volumen moderado, reproduciendo una canción pegajosa de algún grupo del momento. La estancia está llena de aquellos que pertenecieron a la clase 3-A, cuando estaban en la preparatoria. Yoongi se ríe también del chiste de su amigo de la adolescencia, justo antes de mirar hacia la puerta porque sabe que alguien más ha entrado.

Y allí está él.

Lo primero que nota es que el cabello de Jimin ahora es rubio y eso es un cambio drástico comparado con lo castaño que solía ser; ahora esas mejillas regordetas han desaparecido y las facciones de un hombre marcan la línea de su mandíbula. Y él luce más grande, claro, después de todo, ya han pasado cerca de tres años.

Tres años desde la última vez que lo vio... Y que terminaron.

Entonces Yoongi no puede evitar sonreír al verlo. Jimin luce feliz en cuanto entra al lugar siendo recibido por otros más compañeros de generación, su expresión feliz delatando su emoción por el reencuentro: y cuando sonríe, su sonrisa sigue siendo la misma, igual de cálida y hermosa que hace años.

El recién llegado saluda a cada uno de sus amigos y ex compañeros de preparatoria, tomándose su tiempo con cada uno y Yoongi piensa que esa es la clase de comportamiento que esperarías del hombre que alguna vez fue el presidente de la clase.

Jimin está feliz de estar allí y también le sonríe a Yoongi antes de acercarse a él; el nerviosismo abordandole de pronto, tal vez por los años que tiene sin verlo o sin saber de él.

—Hola. —dice sin mas, su sonrisa sincera acompañando la palabra.

Yoongi lo mira entonces sin reparos, a su sonrisa y al brillo de sus ojos; a la manera que tiene de peinarse el cabello y a cada una de sus facciones.

Y es igual para Jimin, porque por un instante, ninguno de los dos puede apartar la mirada del otro.

—Hola, presidente. —responde tras el silencio, correspondiendo su sonrisa.

Jimin se sienta a su lado en una silla disponible y ríe ante aquel "nombre" que no escuchaba hace años. —Vamos, no me llames así, Min Yoongi, ser presidente de clase ya era lo suficientemente molesto y vergonzoso, lo enterre ya.

Yoongi acompaña su risa. —No mientas, te gustaba la atención, ¿Crees que voy a olvidar cómo te esforzabas para que tu uniforme estuviera perfecto todos los días?

Jimin se ríe entonces también y piensa algo que se guarda para sí mismo y que prefiere evitar decir, dándole un trago a su bebida.

Sí, siempre tenía el uniforme perfecto y Yoongi se esforzaba en arruinarlo cada vez que ellos se encontraban en un aula vacia... Pero eso es larga historia.

—¿Qué tal te ha ido?

Yoongi suspira. —Excelente... acabo la carrera el siguiente año y ya he vendido algunas de mis canciones .

Jimin lo mira con emoción. —¿En serio? Me da mucho gusto, dime cuales, quiero escucharlas.

Yoongi asiente pero no le responde porque de pronto la vergüenza le invade: su canción más comercial fue aquella que vendió a una empresa pequeña y que hizo que un grupo estuviera en el top por algunas semanas. Es una canción cursi y llena de amor, y si lo piensa bien, muchas de las cosas que la letra dice están relacionadas con el hombre a su lado.

Sí, será mejor que no la escuche.

—¿Y tú? ¿Qué camino has llevado estos años, Park Jimin?

El chico le sonríe antes de responder. —Me gradué hace unos meses.

—Oh, genial. ¿Filosofía?

¿Tú querías terminar? [YM] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora