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Capitulo 3: TYSON, EL ROLLITO DE CANELA

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Adhara:

El día empezó de un modo normal, o por lo menos tan normal como puede una semidiosa que tiene un IQ de 183 y una empresa en ascenso.

Escuela Preparatoria Meriwether....Aver... en pocas palabras significa sentarse en grandes pufs, no en pupitres, que no nos pongan notas y que los profesores lleven tejanos y camisetas de rock, lo cual no me parece tan genial, prefiero la universidad del MIT.

Además de que hoy eran los últimos exámenes, gracias a los dioses los termino rápido gracias a Martha pero andba inquieta porque me moría de curiosidad saber quien es el remitente de los regalos que he estado recibiendo.

Lo único que Meriwether tenía de malo era que los profesores siempre se concentraban en el lado más brillante y positivo de las cosas. Mientras que los alumnos... bueno, no siempre resultaban tan brillantes, pero para todo hay una excepción y esa soy yo, claro esta.

Todo el colegio había leído ese libro titulado El señor de las moscas, que a mi me parecía una perdida de tiempo por que no era muy probable que nos pasara, en el que un grupo de chicos quedan atrapados en una isla y acaban chalados. Así pues, como examen final, los profesores nos enviaron al patio de recreo y nos tuvieron allí una hora sin la supervisión de ningún adulto para ver qué pasaba. Y al final, entre los hombres se había vuelto una competencia de collejas y de basquetbol con fichas de rugby, mientras que con las niñas era una pelea por saber quien tenía mejor cuerpo.

Yo me fui a un lugar apartado de los demás, y empeze a diseñar armamentos que servirian para la guerra y trajes.

Porque sí.

Quiero que los tres fantasticos y los demás campistas (que esten de nuestro lado) tengan buena ropa, que sean flexible y resitible a la hora de pelear. En fin.

— Martha...¿donde esta Tyson? — pregunte, mientra desatornillaba un artefacto.

—"Esta en las gradas, Señorita"

Me pare de mi asiento y guarde todas mis cosas, para ir en busca de mi hermanito.

— Gracias....¡Grandulón! — al escuchar mi voz Tyson volteo en mi dirección, y una sonrisa apareció en el.

— ¡Sephie! — corrió hasta mi para darme un gran, gran, gran abrazo.

Le devolví el abrazo como pude, después de unos segundos me soltó, y yo pude recuperar el aire. Le dije que vallamos a sentarnos y asi lo hicimos.

— Bien Ten Shin Han, cuentame sobre lo que ha pasado mientras no estuve — le sonrei lo más cálido que pude para insitarle a contarme.

— He estado contruyendo varias cosas con las herramientas que me has dado.... — y me empezó a contar varias cosas hasta que sentí el aura de Matt Sloan detras de Tyson para darle un colleja, pero antes que lo haga, yo le agarre de la muñeca.

— Vete Sloan — le dije con una mirada seria, que le causo escalofrios.

A Tyson le entró pánico al ver en la situación que me encontraba y en un intento de ayudar lo apartó de un empujón más fuerte de la cuenta. Sloan salió volando junto conmigo y acabamos enredados en el columpio que había cinco metros más allá.

—"Señorita...." —.la voz preocupada de Martha se hizo presente.

— Estoy... bien... — lo dije en un quejido.

— ¡Maldito monstruo! —gritó—. ¿Por qué no vuelves a tu caja de cartón?

Tyson empezó a sollozar. Se sentó al pie de las barras para trepar (con tanta fuerza que dobló una) y ocultó la cara entre las manos.

— ¡Retira eso, Sloan! — le espeté mientras me levantaba.

El me miró con desdén y una pisca de picardía.

— ¿Por qué me das la lata, Jackson? Quizá tendrías amigos si no te pasaras la vida defendiendo a ese monstruo y es más... podriamos ser algo más que amigos...

Hice una mueca de asco.

— El no es un monstruo, no como otros — empezé a decir mientras me acercaba a el — El es inteligente y es una persona brillante idiota — le di un rodillazo en sus partes intimas, logrando que se arrodille —... Y si me entero que le has vuelto a molestar, no vas a contarla, eh cari.

— ¡Espera a la clase de Deportes y verás, Jackson! — gritó Sloan —. Considérate mujer muerta.

Molesta, le enseñe mis ojos amarillos y el se asuntó tanto que se fue corriendo en tropezones.

Cuando terminó la hora, nuestro profesor de Inglés, el señor De Milo, salió a inspeccionar los resultados de la carnicería. Sentenció que habíamos entendido El señor de las moscas a la perfección. Estábamos todos aprobados. Y nunca, dijo, nunca debíamos convertirnos en personas violentas.

— ¿Soy... un monstruo? — me preguntó entre sollozos.

Se me estrujó el corazón al ver que Tyson pensaba eso de el.

— No... eres una persona brillante e inteligente —lo tranquilicé, apretando la mandibula —. Te prometo que te llevare a mi empresa para que construyas varias cosas y te llevaré a vivir conmigo.... ya no llores que no me gusta ver a la gente llorar.

Tyson se sorbió los mocos, mientas me dedicaba una pequeña sonrisa que a las justas pude ver, por lo alto que era.

— Eres una buena amiga. Te echaré de menos el año que viene... si es que puedo...

Le di un golpe en el hombro y le sonrei.

— Descuida Ty, nos seguiremos viendo por un largo tiempo

Era bastante triste ver la mirada llena de luz de Tyson, el rollito de canela, cuando no sabía si iba a ser posible lo que dije.....

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QUERIA decirles gracias a esas personitas que me mandan mensajitos hermosos, positivos hacia la historia, valoro muchísimo el gran apoyo que me dan y también de la motivación de poder seguir escribibiendo 💛.

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ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO ESTE CAPITULO.

↪ si ven alguna falta de ortografía, lo corregiré luego 💛.