Capítulo 33

161 9 0
                                    

Le recrimino al Axel de hace unas semanas por decidir faltar a la reunión, solo porque pensó que era una buena idea, gracias a esto me entero el segundo día de diciembre que a partir del viernes ¡de esta misma semana! el internado estará cerrado para hacer "renovaciones" y "modificaciones". Por lo tanto, nadie podrá quedarse a pasar las vacaciones y tendrán que volver a su casa. Inmediatamente después de saberlo voy a la oficina de la directora nueva. Lo cual no sirvió de mucho ya que después de muchos ruegos ella siguió negándome la estadía en el internado hasta enero porque, y cito; "el personal capacitado para atender a nuestros estudiantes estará de vacaciones. Además, Axel, debes pasar tiempo con tu familia eso te hará bien".

¡No pienso lo mismo! Volver a casa significa enfado por parte de mi padre y un posible regreso al trabajo si es que me contrataban por tan poco tiempo. Suspiro ruidosamente, la situación me sobrepasa. Mientras mis amigos planean actividades para estas vacaciones yo solo trato de recordar el número de la señora Pérez, la cual me había dado trabajo las vacaciones pasadas ayudándola en su local, pero por más que lo intentaba no lo lograba.

—¿Podemos hablar un momento, Axel? — pregunta Thalia por lo bajo.

Acepto, ella me ayuda a levantar del suelo. Los chicos no hacen preguntas cuando nos apartamos para tener un poco de privacidad, observo sus ojos cafés con intriga.

—¿Qué sucede? — cuestiono cuando ella no toma la iniciativa.

—Has estado distraído desde hace una semana, ni siquiera respondiste cuando Amelia te pregunto si ibas a ir con nosotros— hace una pausa— ¿Sucede algo?

Suspiro, derrotado. Paso las manos por mi cabello en un intento de aliviar la tensión de mi cuerpo.

—No creo poder ir con ustedes. Si vuelvo a casa tengo que trabajar para ayudar a mi padre; no me quedara nada de tiempo libre— explico brevemente, ella alza una ceja molesta.

—¡Es solo una semana, Axel! A tu padre no le importara que faltes al trabajo; te lo mereces.

—Thalia, el que me lo merezca no cambia que tenga que hacerlo. Lo siento, pero no iré y no cometeré el error de preguntarle a mi padre.

Su terquedad me parecía tierna pero ahora no puede ser más molesto. Ella grita con frustración.

—Quiero que vayas conmigo y tus amigos, deseo pasar un tiempo en el que no estemos controlados por adultos con sus jodidas pastillas, deseo disfrutar y divertirme contigo a mi lado— se acerca rápidamente, encarándome—. Pero no se va a poder y ¿sabes por qué, Axel Ferrara? Porque no batallas por lo que quieres ¡eres un cobarde!

En cuanto comenzó a gritar sabía que esto iba a terminar mal. La observe con una sonrisa dolida, corte todo contacto  apartándome de forma lenta, fui consiente de las personas expectantes a nuestro alrededor.

—Tienes razón, soy un cobarde— digo asintiendo—. Aun así, mi decisión es la misma, no saldré lastimado por un capricho infantil.

Entro rápidamente en la residencia de hombres, odiando no poder irme lejos como hacia cuando estaba en casa, tranquilicé a Margaret quien se había acercado a mi lado. Con molestia me senté en la cama lanzando las muletas hacia cualquier lugar, traté de quitarme los zapatos para darme una ducha, pero me era difícil hacerlo cuando tenía ganas de golpear algo.

Grito, molesto. Lo más jodido de todo es que Thalia tiene razón; soy un cobarde. Pero jamás quise ser así mi luego de todos esos golpes y gritos de mi padre además de no saber que le molesta y que no, mantener un bajo perfil me ahorra mucho dolor. De verdad quiero ir y pasar un rato con mis amigos, divertirme, disfrutar de nuevas experiencias, ... sacar el niño que enterré lo más dentro de mi cuando las cosas se pusieron difíciles. Deseo sentirme bien y en paz.

HurtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora