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• ɴᴀʀʀᴀ: _________ •
—¿¡Italia?!—bramo Zeke confundido—Pensé que pasaríamos este verano en Las Vegas.
Enarque una ceja confundida y el puso cara de pocos amigos.
—Te estuve hablando de ello todo el último mes.
—Lo siento amor, he tenido tanto en que pensar, con los exámenes de la universidad, la graduación, el trabajo....
Zeke suspiro y se acercó a mi, me tomo de los hombros con calidez y me abrazo.
—Tienes que distraerte, ve con tus amigos yo ... iré con mi madre a Las Vegas.
—No .. yo puedo ..—él negó silenciandome—solo sera 1 semana en cuanto pase te veré en Italia.
Asenti a su propuesta y me abrazo después de un suspiro de cansancio, faltaban 4 días para tomar nuestro vuelo y para ser totalmente honesta sentía miedo aunque quería evitar y negar a que se debía no podía hacerlo, era por él, no sabia exactamente en qué parte de Europa se encontraba pero el hecho de estar en el mismo continente para mi ya era suficiente.
• 4 días después •
—Tienes que calmarte sabes .. no es como si lo fueras a ver llegando literalmente a Europa.
Mikasa asintió a las palabras de Sasha y aquello me dio cierta tranquilidad pues mi amiga más que nada su hermana, debía tener una idea de donde estaría su hermano.
Suspire después de cerrar mi maleta y un flashback de la ultima vez que estuvimos juntos llegó a mi, era increíble como apesar de tanto tiempo era capaz de recordar su aroma y su aliento, se me revolvió el estómago y me dolió el pecho, Rivaille realmente me había hecho mucho daño, eso era algo innegable y con el pasar del tiempo me había prometido no volver a caer en sus fantasías y promesas, estaba dispuesta a enamorarme de Zeke, no era que no lo estuviera si no que sentía que jamás le tendría el amor que alguna vez tuve por Ackerman y aquello había resultado lamentable, evidentemente en aquellos años nuestro apego y aprecio había crecido y sin duda alguna finalmente tuve relaciones con el y para mi sorpresa cuando ese momento llego me sentí confiada y excitada, a pesar de todo Zeke era muy bueno en la cama lo cual me había impresionado porque fuera de ella parecía la persona más refinada y reservada pero cuando llegaba el momento se convertía en una total bestia.
La voz de mi amiga me saco de mis pensamientos, me señalaba entusiasmada por la ventanilla del avión, finalmente habíamos llegado a nuestro destino y no había marcha atrás, definitivamente ese verano prometía, una sonrisa se formó en mis labios y la sureña le silbó a los chicos quienes de inmediato respondieron a nuestra sonrisa imitandola.
