Latidos infernales [Completa]

Capítulo 9

Un monstruo en el hogar.

¿Si te miras al espejo que vez? Tu reflejo obviamente, ¿cierto? ¿Pero qué es lo qué transmite tu reflejo?

El mío transmite, inquietud, desespero, años sin descanso, querer estar en paz... Aveces observo una chica fuerte, la chica que quiere comerse el mundo de un solo bocado, pero ahora solo veo la mitad de una alma perdida que solo quiere encontrarse.

Una chica ojerosa, con piel pálida, cabello rubio maltratado, con una camisa ancha y una sudadera de igual tamaño, me gusta vestir así pero aveces es necesario resaltar tus atributos. Tengo ojos rojos achinados, y un porro entre los dedos, la música de fondo me acompaña en el sentimiento que me agobia.

Ed Sheeran- Who you are, la canción del momento para mis oídos.

Me pregunto aveces observando mi reflejo; ¿Por qué me hago esto? ¿Por qué me lastimo tanto? He sentido tanto miedo por mucho, pero por mucho tiempo que ahora el miedo habita en mi como una segunda persona.

Esto no me hace feliz, no soy feliz. Matar no me hace feliz, pero es lo único que hace para calmar la ira que me carcome todos los días al abrir mis ojos.

Sentada mirando mi reflejo me desahogo escuchando los temas de Ed, y nada mejor que un porro para sacarte del transe del dolor y la rabia.

Me encuentro perdida, siento un peso en mis hombros y un peso en mi pecho que hace que los días sean un verdadero infierno. No era así, no cuando ella estaba, todo con ella era más fácil,- ¡Joder!- la extraño tanto.

Toda mi desgracia, todo mi dolor y sufrimiento se debe a una sola persona.

Mi padre.

Ahora mismo lo tengo de pie a mi lado con las manos en los bolsillos de su traje, como todo un supuesto "empresario". Me habla con firmeza mientras yo aún sigo en mi trance con el porro en mis dedos, mi madre lo intenta calmar pero lo único que él hace es apartarla y el sonido que suena a continuación es el que hace que caiga a la realidad.

Mamá se toca la mejilla y observa a papá con ojos llorosos, era de esperarse, siempre lo hace, pero ella aún así lo sigue aguantando. Muchas veces le he dicho que lo deje y que se vaya lejos pero su escusa es que no me quiere dejar sola con él.

Mi habitación se vuelve un caos con los gritos de ellos, yo por mi parte le doy mi última calada al porro y luego lo tiró en el cenicero, me levanto y caminó al equipo de sonido y le bajó volumen- aunque no estaba tan alto-.

Por esta razón no quería volver a casa, siempre es lo mismo.

Papá me viene a echar las culpas en la cara y mamá lo que hace es defenderme.

- ¿Eso es lo qué te gusta?- pregunta papá con firmeza y manteniendo la compostura.

Al preguntar eso supongo que se refiere al porro.

Yo paso por su lado y levanto a mamá del suelo, la encaminó a mi cama y hago que se acueste en ella.

- Te meteré en rehabilitación.

- Has lo que te venga en gana-. Es lo que digo dándole la espalda para buscar un algodón y alcohol para limpiar la sangre que sale del labio inferior de mi madre.

- A mi no me respondas así.

Me agarra del brazo para que lo encare, yo forcejeó para que me suelte pero él tiene más fuerza que yo, termino cayendo al suelo, cuando intento levantarme el impacto fuerte que resivo en mi estómago de su patada me deja sin aires, toso y me enrollo del dolor, intento volver a levantarme. Escucho las villas de la correa de papá y se lo que se viene. Mamá intenta interponerse pero lo único que resive es otro golpe que hace que caiga al piso y pierda el conocimiento, al notarlo reuno fuerzas para acercarme a ella pero cuando intento llegar los foetes hacen contactos en mi espalda, arde pero no me detengo y gateo hasta a ella, los golpes no cesan, cuando llego a ella le tomo el pulso y respiro al saber que aún sigue con vida.