5.0

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—¿Amor?— Sharon había abierto la puerta y se topó con la cara algo nerviosa de su novio —No tenías por qué venir.

—Bueno... Fui al trabajo y me dijeron que te reportartaste enferma— Se encogió de hombros —Quería ver como estabas.

La oxigenada sonrió —Pasa.

Steve la acompañó hasta el sofá, en donde antes, Sharon, estaba acurrucada y juntos volvieron a sentarse en el sofá.

—¿Qué tal la fiesta con tus amigas?

—Uff... Fue genial, pero ahora sufro de los estragos de lo genial que fue.

Sharon se rió y Steve sonrió más por nerviosismo que por alegría. La oxigenada se acurrucó en los brazos de Steve y a este casi se le detiene el corazón, se sentía sumamente culpable.

—Hum... Sharon.

—¿Sí?

—Emm, un caso hipotético.

—Ningún caso es muy hipotético.

—Bueno, este es en extremo hipotético.

Sharon apretó los labios —Cuente entonces.

—Si tú estuvieras... No sé, enamorada de un chico.

—Ajá...

—Y... Bueno, has estado enamorado de él todo el tiempo, te le declaraste algunas veces peor él te decía que no pero porque estaba pasándola mal en su vida y ahora, mágicamente t ell vuelves a encontrar... Y obviamente te sigue gustando y ahora él te dice que le... Gustas también, pero... Bueno, tú, tú tienes novio, amm... ¡Y claro que quieres a tu novio! Sólo...

Sharon se incorporó de golpe, lo que sorprendió de más a Steve y hasta cierto punto, lo asustó.

—Estás hablando de Stark.

—¿Qué? No, no, es un caso hipotético, Sharon.

—Dios, Steve, deja de mentir, no sabes hacerlo.

—No, pero yo...

—No soy tonta, Steve. No creas que no me doy cuenta de cómo lo miras, lo ves como si fuera una obra de arte.

—Sharon, no, sólo...— Suspiró —Es, es... Complicado.

—No, no es complicado— La oxígenada le tomó las manos con suavidad y en un tono apenado le dijo —Estás enfermo, Steve.

Esa palabra le calló como un balde de agua fría. ¿Enfermo? Él no estaba enfermo. ¿Enfermo de qué cosa? ¿De amar?

—¿Q-qué?

Suspiró —Sé que es complicado para ti darte cuenta, Steve, pero escucha lo que te digo— Se acercó un poco a él para acariciarle el rostro —Eso que tú sientes por Stark está mal, has pasado mucho tiempo con él que te contagió.

Steve frunció el ceño —¿Contagiar?

—Sí... Él ya no se puede arreglar— ¿Arreglar? —Pero tú sí, yo te puedo ayudar.

—¿Cómo?

—Es fácil, sólo tienes que elegirme y olvidarte de él y tus deseos desviados. Yo puedo hacer que vayas correctamente otra vez.

Steve se soltó del agarré de Sharon y se levantó del sofá —Yo... Gracias, voy a... Pensarlo— Caminó de espaldas alejándose de su novia —Y volveré, pero... Tengo que irme ya al, al trabajo, sólo pedí permiso para venirte a ver.

—Oh, claro— Se levantó para acompañarlo hasta la puerta —No estoy enojada contigo ni nada por el estilo, ¿ok? Te amo y te puedo ayudar a regresarte.

¡Esperaré tu SÍ! {Stony}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora