Harry Potter es una idea original de J. K. Rowling. He tomado prestados a sus personajes y la mayor parte de la trama para pensar en otras realidades. Este fanfic no tiene fines de lucro.
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31 de octubre de 1981. Despacho de Albus Dumbledore.
La profesora Minerva McGonagall le ofrece una taza humeante de té a madame Longbottom. La anciana presenta una palidez cadavérica y acepta la taza con manos temblorosas. En el sillón contiguo la enfermera Pomfrey limpia la frente del bebé Neville con un lienzo blanco, empapado en poción cicatrizante, y estupefacta observa que la cicatriz en forma de rayo tiene un color de sangre fresca, pero no es una herida abierta, ya que el lienzo está limpio.
―¿Qué le ha dicho Dumbledore? ―inquirió con suavidad la profesora.
―Nada ―respondió madame en voz baja―. Se apareció frente a mí con Neville en brazos y al segundo siguiente ya estábamos frente a las rejas del colegio, y nuevamente desapareció.
Dos fuerte golpes en la puerta hicieron que las tres mujeres dieran un respingo, hasta que McGonagall se aclaró la garganta y con voz segura ordenó:
―Adelante.
―Permiso señoras...
―¡Minerva! ¡Bellatrix nos atacó! ―un alterado Sirius Black, con el bebé Harry en brazos, se adelantó a Hagrid y miró a la profesora McGonagall, luego a madame Longbottom y finalmente a Poppy con Neville―. Hay espías en la orden ―sentenció y dejó que Hagrid lo guiara al sillón que la profesora acababa de aparecer.
―Aún es temprano para sacar ese tipo de conclusiones ―le rebatió McGonagall―. Veo que tú y Harry están ilesos. ¿Qué ocurrió?
―No estoy seguro. Lily siempre acuesta a Harry a las ocho. Yo hago guardia en la noche, a los pies de la cuna. Creo que pasó alrededor de una hora, cuando escuché una explosión y los gritos de esa perra de Bellatrix y los hermanos Lestrange. Me transformé y tomé a Harry, Lily entró a la habitación y antes de que pudiera reaccionar me entregó esto ―Sirius mostró un peluche de lechuza que no había soltado desde entonces―. Aparecimos en las puertas de Hogwarts hace menos de diez minutos y Hagrid ya nos estaba esperando.
―¿Qué significa todo esto, Minerva? ―preguntó madame Longbottom con voz trémula.
―Solo cinco miembros de la orden lo saben. Dumbledore, los Potter y los Longbottom. El resto debíamos permanecer ignorantes del asunto, precisamente para no dejar escapar información delicada ―respondió McGonagall pensativa.
―Lamento la espera ―todos en el despacho giraron la cabeza hacia la puerta, desde ahí el director de Hogwarts los saludó con una inclinación de cabeza, para luego dirigirse con paso cansado hasta su escritorio, en donde apoyó su escoba, cuando tomó asiento su mirada se posó sobre Harry y Neville y con voz suave preguntó―: ¿Están heridos?
―Harry no, pero Neville tiene una cicatriz. Poppy ya ha usado todo su recetario sin éxito. La marca sigue intacta ―informó la profesora McGonagall.
―Dudo que se pueda hacer algo al respecto. Las cicatrices provocadas por maldiciones no suelen tener cura ―admitió Dumbledore dedicándole a madame Longbottom y a Sirius una mirada apesumbrada.
―¿Frank y Alice?
―¿Lily y James?
―Será mejor que inicie de forma cronológica. Alrededor de las ocho de la noche un dolor punzante me atravesó las sienes y las primeras personas que me vinieron a la mente fueron Frank y Alice, tomé mi escoba y volé fuera de los terrenos del colegio para aparecerme en el jardín de la casa ―Dumbledore parecía estar escogiendo las palabras adecuadas para continuar su relato―. La puerta principal estaba abierta de par en par. En la sala encontré el cuerpo de Frank ―todos los presentes ahogaron gritos de sorpresa―. Y al pie de la escalera, Alice, aun muerta, abrazaba a Neville mientras le daba la espalda a su asesino.
―¡Mortífagos! ―intervino Hagrid.
―Creo que no. Tom Ryddle en persona ―los presentes esta vez se quedaron sin aire―. Con el encantamiento Fidelio roto tomé a Neville y me aparecí frente a Augusta para traerlos aquí. Y al instante regresé al lugar para inspeccionarlo mejor, y tomando en cuenta la cicatriz de Neville, asumí que quien haya recibido la maldición asesina por un rebote debía permanecer ahí. Es decir, debía haber tres cadáveres. Ese tercer cuerpo no existe o fue retirado antes de mi llegada. Supongo que mientras hacía esas conjeturas y revisaba los alrededores se llevó a cabo el ataque a los Potter ―Dumbledore sacó un penique del bolsillo derecho de su túnica ―. Fue una excelente idea de Lily, en realidad son dos monedas, Hagrid tiene la segunda. Lily tenía miedo de la falta de coraje de Peter y me pidió ayuda para conseguir un traslador ilegal por si el encantamiento Fidelio se rompía. Las monedas están vinculadas mágicamente al traslador y se calentarían en el momento en que este fuera activado. La moneda se calentó y al segundo siguiente ya estaba en el Valle de Godric, justo para ver la desaparición de cuatro magos.
―¡Bellatrix y sus perros falderos...! Un momento, ¿cuatro magos? ―cuestionó Sirius desconcertado, logrando que Neville y Harry se quejaran en sueños. Dumbledore movió la cabeza afirmativamente.
―La casa de los Potter no solo estaba abierta, dentro parecía que había pasado un huracán. Encontré el cadáver de James en la cocina y al de Lily en la habitación de Harry ―un silencio tenso se instaló en el despacho. La palidez se había acentuado en madame Longbottom, la enfermera Pomfrey y Hagrid sollozaban, Sirius y la profesora McGonagall tenían, cada uno, la mirada perdida en distintos puntos. Solo los bebés dormitaban ajenos a la situación.
―Mucho me temo que aún no he terminado con las malas noticias ―llamó a la realidad el mago ―. El asesinato de James y Lily me llevó a buscar a Peter ―Sirius que cubría la cabeza de Harry con su mantita le dirigió una mirada de terror a Dumbledore.
―¿Peter está...?
―Muerto. Cuando llegué a su casa vi casi el mismo escenario que en el Valle de Godric. Me estoy adelantando a cualquier hipótesis que se le ocurra plantear al ministerio y a los aurores, pero creo que Bellatrix, los hermanos Lestrange y un cuarto mortífago visitaron a Peter durante la tarde y... lo torturaron hasta que este les reveló la ubicación de los Potter. Lo martirizaron con tanta saña que... solo encontré un dedo ―madame Longbottom y la enfermera gritaron llenas de pavor y se callaron al segundo siguiente para no perturbar el sueño de los infantes. Por su parte, Sirius cerró los ojos con fuerza, tratando de digerir lo que acababa de escuchar.
―Se-señor, ¿qué hay de Quien-Usted-Sabe? ―preguntó Hagrid con un hilo de voz.
―Conociendo a Tom, me imagino que ha experimentado tanto con la magia negra que incluso la maldición asesina no puede destruirlo del todo.
―¿Está vivo? ―intervino McGonagall escandalizada.
―Tampoco. Presumo que lo que ha quedado de Tom es pura esencia. No está vivo y no está muerto.
―¿Y Neville cómo ha...? ―insistió la profesora.
―Frank y Alice sabían que estaban en la mira de Tom. Cuando me ofrecí a ser su guardián me confesaron que estaban dispuestos a sacrificarse por su hijo y a juzgar por la posición en la que encontré a Alice, protegiendo a Neville más allá de la muerte, puedo asegurar que ese sacrificio se transformó en el escudo de su hijo.
En el despacho solo se escuchó el crepitar de la madera en la chimenea y las suaves respiraciones de Neville y Harry.
Dumbledore consideró que ya no tenía sentido divagar sobre la tragedia acaecida, a tan altas horas de la noche, y dispuso que la profesora McGonagall y Hagrid escoltaran a madame Longbottom y a Sirius hasta las habitaciones dispuestas para ellos.
Instalado en una bonita cuna de madera oscura y brillante, Harry continuaba su sueño. A su lado, Sirius era incapaz de dormir y solo pudo observar atónito los fuegos artificiales lanzados desde Hogsmeade.
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Portada de mi autoría.
Imagende Peter H en Pixabay.
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¿Creen que Harry se quedará a la sombra de Neville o será al revés?
Actualización: julio 23.
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Harry Potter. La piedra bajo Fluffy
Fanfiction¿Cómo sería la vida de Harry Potter si no fuera el elegido? El primer año de Harry en Hogwarts transcurre entre los berrinches de sus amigos y el inicio de un largo camino de autodescubrimiento.