One-shot

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Kamado Tanjiro, un joven de 17 años que cursaba la preparatoria en un instituto nuevo, no sabía absolutamente nada de qué le esperaría, pero, estaba seguro de que fuera lo que fuera lo enfrentaría.
Casi de inmediato hizo nuevos amigos aunque de una forma un tanto peculiar...
Zenitsu: Déjame en paz maldito jabalí loco!!! -corriendo por su vida-
Inosuke: Ven acá Monitsu!! Te robaste mi último bocado y eso es imperdonable!!! -persiguiendolo  con un palo de madera en mano-.
Ambos chocaron contra Tanjiro quien solo se les quedó mirando con una sonrisa un tanto incomoda mientras se presentaba. Acordaron mostrarle todo a Tanjiro (Monjiro como le había dicho Inosuke) en un descanso.

Pasaban las clases hasta que llego la última, odiada por bastantes debido al exigente profesor, todos llegaron al gimnasio pero en el momento en el que Tanjiro miró al profesor se quedó sin palabras mientras pequeñas lágrimas de emoción se juntaban en sus ojos amenazando con salir.

Giyuu Tomioka un maestro de tan solo 20 años de edad, había sentido fuerte el impulso de voltear en dirección al grupo de estudiantes que ingresaban al gimnasio, fue entonces cuando lo vio.

Sus miradas se conectaron, sus ojos por fin se volvieron a encontrar después de mucho tiempo sin verse, sus corazones dieron un enorme salto de la emoción, la persona que amaron en su vida pasada y que seguían buscando estaba ahí frente a ellos, sin embargo apenas pasaba ese hermoso sentimiento comenzaban los recuerdos de la partida de uno de ellos...
*flashback*
Giyuu: Tanjiro... No! Tanjiro!? Despierta! No me dejes solo! Ayuda por favor!! - gritaba desesperado - Tanjiro aguanta un poco!
Tanjiro: Giyuu-san? Lo hicimos... Vencimos a Muzan... Pero no lo voy a lograr... Prometame algo  por favor no detenga su vida a pesar de mi muerte. -dijo sin titubear-
Giyuu: No Tanjiro! No digas eso, si lo vas a lograr! Falta poco no cierres los ojos! Por favor... - bajo la cabeza por la impotencia de no poder proteger aquello que más amaba-
Tanjiro: Giyuu-san, por favor no baje la cabeza, este no es un adiós, es un hasta luego, en nuestra siguiente vida nos vamos a volver a encontrar pase lo que pase y nos volveremos a amar como si fuera la primera vez, es una promesa -sonríe mientras lentamente su pulso se detiene, acabando así con aquella vida sacrificada para el exterminio de Kibutsuji Muzan-
Giyuu: Es una promesa, mi amor... -dijo soltando amargas lágrimas que corrían como ríos desenfrenados por sus mejillas-
*fin del flashback*

Esas almas gemelas al fin volvían a encontrarse, en un mundo pacífico donde no hacía falta llevar una katana en la cintura, donde estarían unidas por una promesa del pasado, pero un amor que aún persistirá en el presente.

Una promesa del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora