Capítulo 1 de 1

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En un pueblo de Sevilla había una asesina suelta y sin identidad. La
asesina atacaba por la zona de Triana, Mairena del Aljarafe y Gelves. Por
suerte, había un detective de primera categoría: se llamaba Grapazoo e
impartía clases de Matemáticas en el IES Juan de Mairena. En las horas
libres, el Grapazoo se dedicaba a averiguar los asesinatos de la zona. El
Grapazoo solo averiguó que era una mujer baja de estatura con el pelo negro
y morena. También iba acompañado de un hombre pero no tenía nada de
información sobre él. En la sala de profesores, se hablaba mucho de ese
tema, todos los profesores hablaban de ello menos Leonor e Hipólito, dos
profesores de Lengua que siempre estaban juntos e iban de la mano. Leonor
era profesora de Lengua Castellana y Literatura, igual que Hipólito. El
Grapazoo empezó a sospechar algo del tema y mientras iba del instituto a su
casa pensó en aquellos dos.

El Grapazoo llegó a su casa, saludó a sus dos hijas y a su mujer, comió
y después de preparar la ''Tareita'' para el día siguiente, se fue al sótano,
donde tenía todos sus apuntes de casos que, secretamente, había tenido
con la Policía y con el CNI. El Grapazoo revisó todas las conversaciones,
vídeos grabados por la cámaras de seguridad del instituto... proporcionado
por el Risueño, el jefe de estudios. En los vídeos salía como Hipólito y
Leonor hablaban demasiado en el instituto, notó que se hacían señas con las
manos y con los ojos. Esto le estuvo pareciendo muy sospechoso al
Grapazoo y entonces se dijo que tenía que tener como una pequeña reunión
amistosa con aquellos dos. Al día siguiente, mientras el Grapazoo le había
mandado la ''Tareita'' a los de 2oA, fue a 2oC y a 1o de Bachillerato D para
decirles a Leonor y a Hipólito que si podían reunirse hoy en el bar de al lado
de la farmacia. Los dos dijeron que sí y a la hora siguiente, fueron directos al
bar. Hipólito pidió un vaso de agua, Leonor una CocaCola y el Grapazoo un
café. Cuando terminaron, el Grapazoo le preguntó varias cosas sobre sus
vidas, como por ejemplo, donde vivían, que hacían en sus ratos libres, ...
Como los dos vivían juntos respondieron los dos a la mismas preguntas, una
cosa que al Grapazoo no le gustó. Hipólito y Leonor respondían tonterías
(aunque algunas eran ciertas) y el Grapazoo se cabreó y dijo: ¡¡Pero vamos
a ver, esto es un pitorreo!! Hipólito y Leonor se quedaron mudos después de
que el Grapazoo pegara ese grito. Después, el Grapazoo fue al grano y les
dijo: ¿Vosotros sabéis que se están realizando varios asesinatos por esta
zona? Los dos respondieron que no, una cosa que al Grapazoo no le hizo
nada de gracia. Cuando iban de vuelta del bar para el instituto, el Grapazoo
les dijo que sospechaba algo de ellos, e Hipólito y Leonor le volvieron a decir
que no tenían ni idea del tema, que preferían estar apartados de todo
aquello. El Grapazoo casi se da por vencido, pero dijo que iba a esperar al
próximo ataque de esa pareja misteriosa que cometía asesinatos.
A las tres, el Grapazoo cogió su moto y siguió a Hipólito y a Leonor.
Iban en coches diferentes, pero los dos iban por el mismo camino. Se quedó
un poco asombrado cuando los dos bajaron abajo de un puente: ¡¡Era
cierto!!, vivían debajo de un puente. El Grapazoo no se detuvo más, y
corriendo bajó disimuladamente detrás de ellos. Debajo de ese puente no
había nadie aparte de ellos tres; solo una pequeña chabola. Hipólito y Leonor
entraron en la chabola, cogieron una bolsa cada uno y se fueron en el coche
de Leonor los dos. Iban directos a Vitalia, el centro de mayores que estaba
situado al lado del parque de bomberos. Aparcaron bastante lejos,
exactamente en el parking del Metromar. Cuando salieron, llevaban una
mascara, ¡¡La misma que tenían los asesinos!!. El Grapazoo quiso actuar
mas rápido que ellos, así que cogió su moto y entró en el centro de mayores.
Cuando entró, llamó al 112, pero cuando finalizó la llamada ya habían
entrado. El Grapazoo se escondió detrás de una planta que había al lado de
la recepción. Hipólito y Leonor entraron en la recepción cada uno con una
arma y dijeron ¡¡Todo el mundo con las manos donde nosotros podamos
verla!!. En ese momento dijo el Grapazoo: ''¡¡Lo sabía!! ¡¡Sabía que eráis
vosotros los culpables de este pitorreo!! Que sepáis, compañeros de centro,
que he llamado a la policía y vendrá enseguida''. Hipólito, asustado, metió un
disparo al Grapazoo que lo dejó en coma durante 19 meses. La policía
arrestó a Hipólito y a Leonor, dejándoles a disposición del juez.

''El detective Grapazoo''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora