Capítulo 1: Camila

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Camila



Creo estar segura cuando digo que todos en la vida estamos rotos, hemos perdido una parte de nosotros mismos en el camino, y no hay nadie que sea la excepción a ello. La mayoría de las veces es una pequeña fisura la que desencadena ese dolor desgarrador que se aloja en el pecho, para el que no hay analgésico que sirva. Ese dolor que por más que quieras eliminarlo de tu sistema, no hace más que aferrarse a ti, y lo único que puedes pensar es en que un día se irá ¿Pero cuánto falta para ese día? ¿Puedo aguantar hasta que llegue? ¿Por qué le dejo la responsabilidad al tiempo para que esta grieta sane? Quizás porque necesito aferrarme a algo y esa es mi única esperanza. El tiempo suele ser algo a lo que la gente se aferra con todas sus fuerzas con el único objetivo de mantener viva la pequeña chispa de esperanzas, esa que cuida de cualquier soplo porque sabe que si le llega un poco de viento, se apagará y con ello la vida. Pero creo que el tiempo no sirve de nada, lo único que logra es arraigar más el dolor si no haces nada por tratar de extirparlo, y ahí reside el problema, el no saber cómo sacarlo de tu sistema.

Cuando nos hacemos una herida en la piel está sangra y si no haces algo a tiempo puede empeorar. Lo mismo ocurre con las heridas internas, la diferencia es que nadie más las ve y por ello muchas veces no comprenden, pero es exactamente lo mismo. Qué curioso es que cuando la gente ve la herida en carne viva sienta compasión pero cuando les explicas lo mal que te sientes y lo dañada que estás por dentro, le quitan importancia como si porque las heridas no fueran visibles no existieran ¿Cuándo comenzamos a minimizar el sentir del resto? Quizás ese es el gran problema.

Con los daños internos sucede que son como un veneno que se expande por tu sistema y si no haces algo a tiempo las cosas pueden pasar a mayores y finalmente puede ocurrir una desgracia. Y es que solo nosotros sabemos cuánto duele, por ello buscamos desesperadamente una solución al mal que nos acompleja, buscando eliminar las grietas ¿Se puede vivir con grietas? Seguramente sí, pero completamente roto nadie puede vivir, y así es exactamente como me siento.

Para mí la vida desde hace un poco más de 5 años funcionaba en piloto automático, llevaba una rutina cada día pero no era consciente de lo que hacía, era más una costumbre que una forma de vivir. Cada despertar suponía un reto, una prueba que muchas veces pensaba que no iba a poder superar. A veces me preguntaba si los días que pasaban, ¿Eran días ganados? ¿O solo una tortuosa espera para llegar al catastrófico final?

Creo que nunca logré tener clara esa respuesta.

Ahora mismo estoy cumpliendo una parte de mi rutina, voy caminando en dirección hacia el lugar en el que trabajo hace algún tiempo, la biblioteca que se encuentra ubicada en el centro de la ciudad, el lugar en el que vivo con mis padres queda lejos por lo cual me demoro más de lo que me gustaría en llegar.

Ando por una calle transitada y a pesar de ir atrasada me tomo el tiempo para observar con detención a las personas que van caminando, algunas van hablando por teléfono con el ceño fruncido, otras con una sonrisa en la cara, veo a algunos chicos en autos peleando con el carro de atrás o adelante gritándose groserías, pareciera que la humanidad cada vez está más estresada, cansada y aburrida con la vida que llevan, si te tomas un minuto para mirar a la gente que va a tu alrededor podrás ver qué son muy pocas las personas que se ven felices, quizás eso tiene que ver con qué la mayoría de nosotros hacemos las cosas porque debemos hacerlas y no porque queremos y ese es el principal error, cuando las cosas se hacen por obligación ya no se hacen con la misma disposición.

Ya nadie se preocupa por mirar a su alrededor, no sé detienen a observar las nubes que están sobre nuestras cabezas, no miran el mural que hay en la pared por la que están pasando, no aprecian el entorno, se pierden la vida entera y no aprovechan de ver lo que los rodea, apreciar el aire, dar gracias por tener la oportunidad de estar aquí un día más. Quizás estás personas creen que tienen la vida asegurada por un montón de tiempo más, y lo que no aprecian hoy prometen hacerlo mañana, y así sucesivamente.

Enséñame a soltarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora