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Su sonrisa llegaba hasta mi a través de la poca distancia entre ambos. Una sonrisa demasiado bonita como para desgastarla, pero él quería dármela a mí y sólo a mí; haciendo que miles de mariposas revolotean en mi estomago. Luego tomo mi mano, y sentí que pude tocar el mismísimo cielo. El corazón se me aceleró cuando él puso mi nombre en sus labios y la sonrisa se expandía ahora por mi rostro.

—¿Quién mas puede hacerte sentir esto?.-Me preguntó, con su voz de terciopelo.

Era la primera noche que soñaba con él, con Jungkook. Suspiré con la cabeza enterrada en la almohada y mi suspiro se convirtió en un vapor cálido que me pegó en todo el rostro. Alcé la cabeza y pude sentir algunos que otros cabellos despeinados a cada costado de mi cara. Hoy era sábado. Recordé angustiado el sueño y llegué a la conclusión de que tenia que contarle esto a alguien porque si no, explotaría tarde o temprano.

Me levanté y arreglé en media hora y tecleé en mi celular el numero de Jimin, ¿Quién mejor que él para entender toda esta locura?.

—¿Hola?.-Me contestó, del otro lado de la bocina.

—Jimin, ¿podemos vernos hoy?.-Pregunté

—Claro, dime en donde y a que hora.-Accedió.

—En la plaza, en una hora y media, ¿esta bien?.

—Perfecto, ¿puedo preguntar por que?.-Curioseó.

—Te digo cuando te vea.

—Esta bien.

Trunqué la llamada y me apresuré a salir del departamento, seguro tardaría más de una hora y media si no me daba prisa. Aunque llegar por mis propios medios me costaría mas trabajo.

Tomé un taxi que tardo casi los sesenta minutos en llegar y pague con los euros que habían salido de mi bolso o que, mejor dicho, Seulgi había colocado allí para mi uso.

Bajé y me adentré en el mohín de gente que circulaba bajo el cielo grisáceo como el día de ayer, y me senté en una banquita gris que estaba vacía por puro milagro, como si aguardara por mí.

Le regalé un suspiro al aire y luego miré hacia arriba, a lo mejor llovería hoy. Los nubarrones grises que surcaban el cielo se veían considerablemente amenazadores.

Empecé a divagar entre mis pensamientos; mientras esperaba por Jimin; quien hasta el día de hoy se había vuelto casi mi mejor amigo, nos contábamos todo y esta vez, no seria la excepción. Estaba dispuesto a decirle con punto y coma todo, y eso incluía aceptar que Jungkook me atraía y bastante.

A la media hora Jimin apareció entre el murmullo de gente, su suéter color vino y su cabello fue lo que alcancé a distinguir primero.

—¡Jimin, acá!.-Manoteé para que me viera y no solo logré llamar la atención de él sino de algunos otros que me miraron extrañados por hablar en otro idioma. Me encogí un poco cohibido y aun así Jimin me alcanzó a mirar y se acercó.

—¡Hola!.-Me sonrió.

—Que bueno que llegaste.-Dije y lo jalé de la mano para sentarlo conmigo.

—Dime, ¿Qué pasa?.

—Bueno, tengo un muy, muy, grave problema.-Farfullé, sus cejas se levaron al mismo tiempo en un gesto de sorpresa pero luego pasó a ser un  ceño fruncido bañado de un matiz de preocupación.

MANUAL DE LO PROHIBIDO(KooV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora