Capítulo 28

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El silencio reinó en el lugar por varios minutos, Saimon analizando la situación e intentando dar con el culpable, pero no encontraba ninguno, él mismo revisaba a cada persona que entraba en su castillo para asegurarse de que no había espías, no podía entender cómo había sucedido. Por su parte, Anita y Jordan daban vueltas en su cabeza al asunto también, intentando recordar las caras de las cocineras que había en la casa Lonburt y compararlas con las del castillo.

-Es Mirna - afirmó Serena con resolución, ganándose una mirada confundida de los tres adultos.

-¿Qué? - preguntó Saimon haciéndose eco de los tres.

-Que si hay una traidora en la cocina, esa es Mirna.

-¿Por qué Mirna?

-Conozco a todas las personas que trabajan en el castillo, especialmente las que trabajan en la cocina, y la única que ha tenido algunos comportamientos extraños ha sido Mirna - respondió con gran orgullo la princesa.

-¿A qué te refieres con comportamientos extraños? - preguntó cada vez más intrigado el rey.

-Ella es la única que no habla mucho de su vida afuera del castillo, aunque siempre está interesada en saber todo de las demás, a veces dice una cosa y al segundo dice que lo olvide, como si hubiera cometido un desliz al hacerlo, y aunque no me acuerdo de lo que dijo, sé que pensé que era una tontería y que no debería ponerse nerviosa por ello, y si eso no fuera suficiente, la he visto en un par de ocasiones hablar por teléfono en lugares escondidos y hablando en susurros, y no me vengan de que será para tener privacidad, en ese caso podría hacerlo en su habitación perfectamente cerrando la puerta y poniendo el pestillo.

Los tres adultos se quedaron con la boca abierta, el razonamiento de Serena había sido perfecto, viendo y analizando correctamente cada comportamiento sospechoso que había tenido la tal Mirna. Internamente, Saimon estaba muy orgulloso de su pequeña, sabía que sería una gran reina en el futuro, no le cabía ni la menor duda de ello.

-¿Y ahora qué? - preguntó sonriente la princesa.

-Bueno, no podemos acusar a alguien así como así, por lo que habrá que investigar - dijo Anita.

-Bien, me pondré a vigilarla - dijo Serena con emoción.

-Ah no, tú quietecita, si al final Mirna es la culpable, no la quiero cerca tuyo, podría hacerte daño - anunció Saimon.

-Jo - se quejó ella haciendo un puchero.

Intentando dejar a un lado todo eso, los cuatro siguieron con el picnic, aunque ya no había esa calma y alegría que había antes, los silencios que antes eran cómodos, en ese momento eran incómodos y sofocantes, las charlas que antes eran amenas, en ese instante parecían forzadas y poco entretenidas. En su conjunto, ya no había nada del picnic familiar que estaban teniendo.

Después de estar un rato y terminar lo que había en la cesta, Saimon se fue a su despacho a hablar con Cailen. Tras hablar con Natali y confirmar lo que debía significar su sueño, y en ese momento con el añadido de que posiblemente tenían una espía en el palacio, estaba seguro de que la batalla final de esa guerra estaba más cerca de lo que podían imaginar, por eso debían reforzar la seguridad y averiguar cuánta información se había filtrado.

Serena, Anita y Jordan miraron cómo se iba Saimon, y al poco ellos también se fueron. Su idea era seguir las clases por un par de horas, y luego jugar o hacer lo que la pequeña quisiera, plan muy bien recibido por la princesa, la cual ya estaba deseando que terminaran las clases, no era que no le gustase las clases de la joven, sencillamente disfrutaba más jugando, como cualquier otra niña de su edad.

Por la noche, los hermanos le contaron un cuento, intentando imitar las voces. Jordan se llevó la peor parte, cuando tuvo que imitar la voz de un duendecillo, las chicas no pudieron evitar estallar en carcajadas. Por unos minutos, pareció que todo había vuelto a la normalidad, que no había peligro y todo estaba perfectamente bien, algo que no era así.

Tras cerrar la puerta de la habitación de la princesa, el ambiente se volvió tenso otra vez, ambos sabían que tenían que hacer algo. Con un asentamiento de cabeza, fueron al despacho de Saimon para hablar con él, con un poco de suerte, él y Cailen ya habrían encontrado algo y todo sería más fácil. Aunque algo les decía que no tendrían esa suerte.

Al entrar, pudieron ver al rey, su mano derecha y un par de generales discutiendo mientras hacían alguna referencia al mapa frente a ellos. Al no haber estado allí desde el principio, no estaban seguros de lo que estaban hablando, pero pudieron notar entre todo que hablaban de la seguridad del castillo y los planes de ataque.

Una vez terminaron, los generales abandonaron el cuarto en silencio, dejando a los cuatro solos. No hizo falta palabras, la expresión de los híbridos les dijo todo a los hermanos, no había nada sólido, podría ser Mirna o podría ser otra persona el espía, lo único que se podía hacer era reforzar la seguridad para prepararse para un futuro ataque.

-Bueno, creo que hoy ha sido un día muy agitado, lo mejor que podemos hacer es ir a dormir, ya mañana seguiremos más frescos - dijo Anita con una sonrisa para intentar aligerar el ambiente.

Sin más palabras, los cuatro se dieron las buenas noches y fueron a su respectiva habitación, aunque en el caso de Saimon y la joven era la misma. No había cansancio físico, solo mental y emocional, y era por esa razón que ninguno logró conciliar el sueño esa noche, demasiadas cosas en la cabeza como para lograr la feliz inconsciencia.

Por otro lado, sin que ninguno de los adultos lo supiera, Serena tampoco pudo dormir esa noche, con la salvedad de que ella ni lo intentó, no se quedó en la cama ni un minuto después de que su futura madre y tío se fueran, tal vez le habían dicho que no hiciera nada, pero ese no era su estilo, además, si alguien podría lograr desenmascarar al espía sin que se diera cuenta de que sospechaban de esa persona, esa era ella.

Con el mayor cuidado y sigilo que pudo, se vistió, calzó, salió de su cuarto y se puso a investigar, empezando por quien ya sospechaba. Era consciente de que no podría investigar en su cuarto a esas horas, era demasiado tarde y era seguro que ella estaba ahí, pero eso no significaba que no podría ir al resto de lugares que sabía que frecuentaba, empezando por el lugar apartado en la biblioteca donde a veces la veía hablar por teléfono.

Con toda la cautela que podía tener a una edad tan temprana, llegó a la biblioteca y fue al lugar indicado, lo que no esperaba era ver una pequeña luz en dicho lugar. Si no fuera porque había estado atenta a cualquier indicio de un guardia, no habría notado dicha luz, era muy tenue y no alumbraba nada, pero estaba, y eso fue lo que la hizo sospechar y asegurarse de no hacer ruido mientras se acercaba.

-Sí señor, lo sé - oyó a alguien susurrar, se asomó un poco, y a pesar de no haber prácticamente luz, se las arregló para ver a Mirna agazapada en la esquina hablando por teléfono.

La pequeña apenas podía entender lo que la mujer estaba diciendo, solo pudo entender algunas palabras como plan, seguridad, rey, princesa e hijos. No había que ser muy inteligente para saber por dónde iba la cosa, era obvio que ella le estaba informando a alguien sobre las cosas del castillo, y al haber dicho algo sobre hijos, supuso que estaba hablando de Jordan y Anita, por lo que estaba hablando seguramente con Daniel Lonburt.

Con cautela, pero con celeridad, salió de la biblioteca y se dirigió a la habitación de Mirna, esa era su oportunidad para investigar allí sin que ella, su padre, institutriz o cualquiera se diera cuenta de lo que estaba haciendo, pero debía darse prisa, no tenía mucho tiempo, esa llamada no duraría para siempre.

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Hola, lamento haber tardado tanto en actualizar, pero llevo un tiempo en el cual no he tenido muchas ganas de escribir, intentaré actualizar pronto, pero no prometo nada.

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⏰ Última actualización: Oct 05, 2021 ⏰

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