Mi adicción

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Disclaimer: los personajes de Tokyo Rev y la foto de portada no me pertenecen.

Sin Spoilers. Angst. +18.

Porque no eres mío ni soy tuyo, simplemente somos dos personas que pasan el tiempo juntos. Por temor a perder aquella miseria que ni siquiera se llama compasión, callo mi corazón y sólo disfruto del momento.

Te conocí en la universidad, porque siempre sentí cierta atracción por los chicos malos. Tengo esta debilidad que parece masoquismo, aunque sé que van a dañarme sólo puedo caer.

A pesar de que todos decían que eras un antiguo delincuente sólo vi un estudiante anodino, con gruesas gafas y problemas de dislexia. Me encogí de hombros nada más verte escribiendo, pero mi corazón se sintió compungido, como si hubiera una joya en bruto justo frente a mis ojos. Me acerqué más curioso que seguro e incluso te ayudé a redactar una carta, esas gafas de nerd no significaban inteligencia, al parecer.

Adoraba el frenesí de las grandes urbes. Los pleitos, las conquistas de una noche, los moretones que se volvían morados y luego azules, amaba todo eso. Con la excusa de comenzar la universidad me ubiqué en un apartamento ínfimo y apestoso que pronto se convirtió en el lugar al que sólo volvía para dormir. La única cosa asegurada de cada día eran las somnolientas mañanas en el curso de ingreso donde te veía, y las noches llenas de luchas sin sentido. Una seguía a la otra, una y otra vez.

Pero tú formabas parte del lado "tranquilo" de la vida común. Después de todo ambos estábamos buscando un futuro en la educación, tu pasión por los animales me hizo inclinarme también por ese lado y acabé soñando tener una tienda de mascotas.

-Cuando se enfermen yo voy a curarlas. Es perfecto!

-Entonces conviertete en un buen veterinario, Baji san.

El roce de tus dedos en mi cabello aún está ahí. Quisiera volver a esos días tranquilos en los que hablábamos cada día de cosas sin importancia, desconociendo nuestros pasados perversos. Como un pacto tácito de que sólo lo que veíamos era lo importante.

La primera cosa que hicimos juntos fue ayudarte a escribir una carta. Debí sospechar que algo andaba mal cuando respondiste para quién era:

-Un amigo. Está en la cárcel por robo.

Entonces sonreiste con esos colmillos que siempre me llamaban la atención. Sé que era grosero que me los quedara viendo, pero no podía evitar soñar con ellos. Los sueños despierto me destrozaban la cabeza, los sueños dormidos me ayudaban a descansar.

Había algo oculto en ti pero no quise verlo, quise creer que eras el "bueno", la buena opción.

Dejé de buscar peleas junto con mi grupo. Quería impresionarte, quería graduarme con honores en Administración de empresas y hacerte sentir orgulloso. Pero lo bueno nunca dura para siempre.

Unos tipos estaban molestando a mi grupo, ya no podía dejarlos por sí mismos, teníamos que vengarnos y hacernos valer. Me puse mi chaqueta negra y monté mi motocicleta una noche en que la luna estaba llena. Nos encontramos en un estacionamiento vacío, sólos los dos grupos, mi grupo y el enemigo.

Había llegado un poco tarde, así que cuando encontré que un imbécil estaba golpeando a mi amigo corrí a ayudarlo. Tomé el hombro de aquél idiota de cabello negro suelto y él volteó con una sonrisa sádica, con sangre salpicando sus mejillas y puños.

-Baji..san?

Estaba descolocado, como cuando dos canales se mezclan en la radio, las dos facetas de mi vida se habían unido de un modo cruel. Vi una sombra acercándose a mi derecha pero no podía reaccionar, estaba allí atonito, horrorizado, impactado, incrédulo..

BelladonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora