Capítulo 38.

788 107 82
                                    

Cuando abrió los ojos, lo primero que sintió fue un leve mareo, pero tardó poco en recuperarse y reconocer lo que estaba a su alrededor. Aunque no podía recordar cómo había llegado a su habitación exactamente, lo llenó una sensación de alivio el saber en dónde estaba.

—¿Te encuentras bien?

Se incorporó en el instante en el cual escuchó la voz de Hyun Jin, quedando así sentado encima de su cama y viendo con sorpresa al joven castaño parado cerca de la puerta.

—No puede ser... Pensé que sólo había soñado contigo...

—Pues no, en verdad estoy aquí —rio con suavidad—. Vine a recoger mi llave y terminamos hablando un poco, pero creo que tenías muchas cosas encima o algo porque lloraste hasta quedarte dormido.

—Oh...

Hyun Jin se sentó a su lado y le dedicó una débil sonrisa, una que parecía querer asegurarle que todo estaba bien. El pelinegro no hizo más que desviar la mirada. Sin embargo, era evidente que quería decirle muchas cosas al chico junto a él.

—¿Tienes hambre? —El mayor trató de acabar con el silencio.

—Jinnie, lo siento.

—¿Hm?

—Dije algunas cosas que no quería decir cuando nos estábamos preparando para los exámenes de admisión y... en verdad lo siento —suspiró—. No puedo justificar lo que hice con nada, sólo puedo reconocer que estaba muy estresado y ofrecerte mis más sinceras disculpas.

El más alto quería abrazar al menor y pedirle que dejara de preocuparse por lo ocurrido. No le fue tan fácil entender que a veces, aunque tuviera la intención de hacer algo bueno para ambos, podía llegar a abrumar a Seung Min... Seguía trabajando en ello para no ser, como le habían dicho antes, un héroe que no necesitaban.

—¿Tus disculpas y un beso? Porque aceptaría eso sin pensarlo dos veces.

Seung Min rio bajito cuando Hyun Jin se acercó más a él y sus ojos brillaron con esperanza. Podía decir que no, sólo para fastidiarlo un poco, pero sabía que desperdiciar la oportunidad sería tonto de su parte.

—Y un beso —concedió antes de unir brevemente sus labios con los del mayor.

A pesar de que no habían pasado más de algunos meses desde su último beso, para ellos se sintió como si pudieran estar juntos después de años.

—Nunca más te dejaré hablar conmigo cuando estés estresado —aclaró el castaño al apartarse, medio en broma.

Seung Min por fin pudo verlo fijamente y sonreírle. Permanecieron ahí durante un rato largo, conversando, hasta que llegaron a un acuerdo antes de que el más alto tuviera que irse.

—Me las he arreglado con el dinero que me envía mi mamá y con el trabajo que tengo en un restaurante. Si me das algo de tiempo para ahorrar y conseguir suficiente para que me sea posible aportar bajo el mismo techo que tú, aunque sea con lo más básico, entonces viviré contigo —prometió.

—¡¿En serio?!

—Sí, tonto —rozó su nariz contra la ajena por unos segundos—. Que no quieras pagar absolutamente todo por mí y solucionar todo con dinero, que me permitas ayudar también... Eso es lo único que necesito. ¿Acaso lo he estado diciendo en ruso?

Hyun Jin besó a su novio una vez más, aceptando el trato y de alguna manera sellándolo con ese gesto.

—Oh, Minnie. Ya verás lo fantástico que será todo —aseguró antes de darle otro beso—. Es una zona muy bonita y segura, además tendremos cerca nuestras escuelas, un centro comercial, un mercado gigante con mucha variedad de productos y...

Lo suficientemente bueno [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora