21 Días para romper un habito.

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Louis estaba acostado sobre su espalda mirando el techo de su habitación sin prestar demasiada atención, como cuando se está en clases y se mira el pizarrón pretendiendo prestar atención pero tu mente no está completamente en el lugar.

Sólo unas horas atrás había terminado su relación con la persona que pensaba iba a estar toda su vida a su lado, con su alma gemela, con su persona favorita en el mundo y sorprendentemente no sentía ningún cambio. Él ya no estaba en su vida, eso era claro, pero su cuerpo y mente parecían haberlo pasado por alto, negándose a siquiera soltar una lágrima.

Cuatro años juntos. Dios, no sabía cómo sentirse. Ciertamente era mucho tiempo. Más tiempo del que algunos animales vivían, más tiempo del que se está en la secundaria, más tiempo de lo que toman algunas carreras y aun así Louis parecía encontrarlo normal. Si, la gente entra y sale de las vidas de las personas, pero normalmente después de un tiempo las personas se acostumbran a la presencia de las otras personas y a la partida de una se siente como si se perdiera algo importante, como si faltara algo que hacía a las cosas parecer incompletas.

Eso no había pasado cuando Jamie se fue. Cuando Jamie lo dejó. Porque eso había pasado, Jamie lo había dejado. Había entrado en la cafetería en donde iba a ser su cita y había soltado las palabras:

- Creo que debemos ver a otras personas.

Tan calmado como siempre había sido, sin una pizca de duda en su voz u ojos. Sin preguntar tampoco, la decisión estaba tomada así Louis quisiera lo mismo o no.

Y Louis había asentido, sin decir otra palabra hasta que el mesero llegó con su orden y una pequeña sonrisa en los labios que era bastante linda y sincera como si frente a él no hubiera una pareja terminando una relación de cuatro años. Él no tenía manera de saberlo, sin embargo, y Louis no podía culparlo.

Día 1:

Ese lunes era un lunes normal. Excepto que no lo era. Louis se había dado cuanta que no volvería a ver a Jamie, como, la información por fin había sido procesada por su cerebro y había sido comprendida.

No iba a volver a ver a Jamie. Se dio cuenta de eso cuando estaba volviendo a su apartamento después de un día largo en la universidad y no había nadie esperándolo en la entrada del edificio con una bolsa llena de cupcakes de la cafetería frente al trabajo de Jamie. No había ningún mensaje en su celular tampoco que le avisara que ese día iba a salir tarde de su trabajo o no iba a poder llegar a dormir o que lo estaba esperando dentro. No iba a volver a ver a Jamie.

Bajó del carro casi tropezándose con sus propios pies y cayendo contra el concreto, pero logró sostenerse con una mano en el techo del vehículo. Tomó fuerte la correa de su mochila entre sus manos casi como si su vida dependiera completamente de eso y con una respiración profunda comenzó a caminar de nuevo.

Cuando entró Zayn estaba en la sala con un control de Xbox en sus manos y a medio partido de FIFA. Había una copa de vino junto a él y Louis la tomó entre sus manos y la tomó un poco demasiado rápido, haciendo que su garganta se quemara cuando el líquido bajó.

No era suficiente; necesitaba la botella completa pero al parecer no estaba por ningún lado. No estaba en la mesa de centro de la sala, ni en la cabina que había casi a la entrada en donde guardaban las copas y las cosas para hacer cócteles, ni tampoco en el refrigerador. De donde demonios lo había sacado Zayn?

- ¿Estás bien? - preguntó Zayn desde la sala aún a medio juego.

- Bien. - contestó Louis, sin mirar a Zayn mientras hacia su camino a la habitación.

Necesitaba estar solo y pensar y también necesitaba una botella de whisky. O algo igual de fuerte.

Se tiró encima de su cama boca abajo y sintiendo como la correa de su mochila se enterraba en la piel de su cuello y hombro en donde aún seguía alrededor.

21 días para romper un habito. [L.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora