matrimonio involuntario; jenlisa g!p [completa]

38. Te amo.

4 años después...

22 de septiembre.

— No corran por las escaleras— decia Jennie intentando que sus hijos pararan.

— ¡Mira como corro, mami Jen! — correteaba Hyunjin.

— ¡Yeji y Hyunjin Manoban! ¡Dejen de correr por las escaleras! —  La voz firme de Lisa sonó, haciendo estremecer a todos.

Los mellizos Manoban Kim dejaron de correr, bajaron las escaleras cabizbajos.

— ¿Qué les he dicho? — preguntó molesta la pelinegra

— Que no debemos correr por las escaleras, ya que nos podríamos lastimar — susurraron los dos al unísono.

— Están castigados, sin tecnología ni galletas por una semana — dijo firmemente, pero por dentro moría al ver a sus pequeños con los ojos llorosos.

—  Busquen sus cosas — ordenó. — Los llevaré a casa de los abuelos.

(...)

— Te mereces un castigo por dejar que corrieran por las escaleras, Kim — le susurró seductoramente al oído a su novia, como Jennie estaba distraída la esposó a la cama

Jennie se estremeció, los castigos de Lisa son una tortura.

Lisa se levantó de y sacó su bata de seda, dejando su cuerpo totalmente desnudo.

Jenniecito al ver eso despertó.

Lisa empezó a bailar, Jennie deleitaba la escena.

— L-lisa, me duele — vió a su miembro.

— Lástima — se acercó a la cama, Jennie creyó que la iba a liberar, pero no, lo que Lisa hizo fue sacar un vibrador de un cajón que tenía la mesita de noche.

La tailandesa lo encendió, lo chupó y lo introdujo en ella, empezó a meterlo y sacarlo rápidamente, provocando gemidos de su parte.

—¡A-ahhh! ¡Jennie! _ gemía con malicia.

Un rato más tarde Lisa se corrió, sacó en vibrador de su interior, entró al baño y empezó a darse una ducha.

Muestras que Jennie sufría, su miembro palpitaba, sentía que en cualquier momento iba a explotar.

(...)

23 de septiembre.

Ruby estaba nerviosa, en cualquier momento su novia llegaría.

La puerta se abrió, mostrando a una mujer alta, de cabello negro.

Lisa se extrañó de que no hubiera nadie, no le había dado el día libre a los empleados.

Todo estaba oscuro, por lo que Lisa alumbró con la linterna de su celular, subió por las escaleras y fue a su cuarto, para encontrarse que este estaba lleno de velas y pétalos de rosas blancas.

Ahí se encontraba su novia

— ¿Qué es todo esto, Jennie? — preguntó.

— Te amo, Lalisa, te amo como no tienes idea. Y quiero pasar el resto de mi vida contigo, así que te preguntó — se arrodilló ante la tailandesa, sacó una pequeña cajita de gamuza roja y la abrio. — ¿Quieres casarte conmigo? — preguntó.

La tailandesa llevo sus manos a su boca en forma de sorpresa, unas cuantas lágrimas salieron por sus ojos. — Si, si quiero casarme contigo — al decir eso Jennie sonrió a más no poder, pasó el anillo de diamantes por el dedo anular de su menor.

Se levantó y la besó, un beso dulce, tierno y lleno de amor.

Se separaron por falta de oxígeno, Lisa pasó sus manos por el cuello de Jennie y ambas juntaron sus frentes. — Yo también te amo con locura, Ruby Jane — dijo.

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