Souls Falling In Love

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El rubio seguía cada paso del mayor hacia aquella casa roja que despertaba su gran curiosidad mientras se conservaba expectante a cada gesto que Eiji ejecutaba. Pensativo y algo indeciso; eso es lo que su cuerpo desprendía, así que con lentitud tomó su muñeca invitándolo a mirarlo a los ojos.

— ¿Sabes? No quiero entrometerme en lo que no debo y creo que eso es lo que estoy haciendo. Si deseas, me puedo ir —musitó Ash con amabilidad intentando sonar lo menos incómodo posible. Sentía que el asunto de la familia de Eiji no era tan sencillo como imaginaba y no quería presionarlo, le bastaba con saber que tuvo la intensión de decírselo.

El pelinegro se mantuvo cabizbajo analizando nuevamente la situación y sujetó firmemente su mano regresándole una sincera mirada.

— Siento que mereces saberlo, solo que... Casi nadie sabe sobre eso, pero —expresó y jalo al menor entrando por el umbral a paso decidido— Eres tú y con eso me basta para confiar.

El ojiverde entró con cautela y la grata iluminación del lugar apaciguo su vista permitiéndole notar los detalles más palpables. El lugar no era tan grande como parecía por fuera, pero no tan pequeña; creía que era lo suficiente para una familia de tres o cuatro. La decoración era simple y llamativa, el aire de un espacio estadounidense contemporáneo mezclado con los objetos asiáticos tradicionales que se plantaban en las paredes. Sin duda alguna, era Eiji. Era su hogar.

— Ei-chan.

Su atención ahora se centró en el hombre que algunas (muchas) veces apareció en sus pensamientos conmocionándolo. Sus ojos rasgados y color de piel le permitieron reconocer que era japonés al igual que su amigo, pero el cabello castaño y ojos marrones eran distintos. Todo era enmarcado con una acogedora sonrisa.

— Creía que no regresarías hoy. Es peligroso que estés fuera a estas horas, debiste quedarte en casa de un amigo —dijo.

— Perdón. Hubo un inconveniente y preferí venir a casa —explicó antes de ver a Ash y señalarlo— Se quedará esta noche. Ibe-san, él es Jade. Jade, él es Ibe.

— Un gusto, Jade —se acercó intentando estrechar su mano, pero rápidamente se fijó en que aquellos pálidos dedos estaban entrelazados con los de Eiji, así que llevó una mano a su nuca sonriente— Quisiera saludarte, pero creo que estás ocupado.

El blanquiñoso bajó su mirada y se percató de su apego, entonces soltó repentinamente el agarre del pelinegro y sus mejillas se tiñeron levemente causando que el mayor de los tres riera en sus adentros.

Que agradable sujeto.

— Tío.

Una delicada voz se hizo escuchar. Ash bajo un poco la vista y se encontró con una pequeña que estaba afianzada al abrigo del castaño, este instantáneamente se afianzo en sus rodillas tratando de quedar a su altura.

— ¿Ya vas a dormir? Pero aún no saludas a tío Eiji y a su amigo—musitó mirando de reojo al joven pelinegro que se encogía en su lugar.

Ash pudo notar algo raro en el ambiente. Pudo calcular que la niña tenía unos cinco o siete años, pero su rostro azabache era inexpresivo al ver a su tío Eiji, muy distinto a lo que demostraba con el mayor.

— Hola —dijo fríamente generando que su amigo solo le hiciera un gesto tembloroso con la mano, ella puso los ojos en blanco y colocó sus coletas encima de sus hombros encaminándose a una de las habitaciones— Como siempre... Me voy a dormir.

¿Qué sucedía? Esa pequeña era demasiado idéntica a Eiji, pero parecía que no eran nada cercanos e incluso se repudiaban como para ser familia de sangre. Incluso creía que trataba mejor a Ibe, siendo que ellos no se parecieran en nada.

SUAVE LUZ [Banana Fish]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora