Capítulo 14: Revelaciones y despedidas

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Los ojos avellana pasaban de Jayna hacia la mujer que suponía era su madre. El momento era extraño, por una parte, se alegraba por la daxamita y su reencuentro con su progenitora. Pero al mismo tiempo sentía desconfianza hacia esa mujer, Jayna acababa de decirle que sus padres habían sido asesinados por el Circulo Blanco, entonces cómo era posible que la señora que se encontraba al otro lado de los barrotes frente a ellas fuera su madre.

—Sí querida —dijo la mujer mayor con una sonrisa y un tono de emoción—. Soy yo, mamá.

—Alex —susurró Jayna atrayendo la atención de los ojos avellana. Alex notó como lágrimas volvían a salir por debajo de la venda.

—¿Sí? —preguntó delicadamente.

—¿Cómo es? —siguió susurrando, pero su voz era temblorosa, estaba batallando para no romper en llanto. Alex le brindo una mirada triste y comprensiva, tomó aire para evitar derramar lágrimas, no podía arriesgarse a que Nidolhorg la viese débil.

—Es... —se aclaró la garganta— Es muy parecida a ti, tiene tu mismo cabello, tu misma nariz...

—Los mismos ojos —la interrumpió Jayna—. Tenía sus ojos —rompió en llanto.

Alex estuvo a punto de decir algo cuando el sonido de la puerta de la celda la interrumpió, dirigió su mirada hacia la mujer mayor que atravesaba la puerta y caminaba hacia ellas. Mientras más se acercaba más veía el parecido entre ambas mujeres, cuando llegó a pocos centímetros de ambas se agachó quedando frente a Jayna. Pasó su mano por la mejilla de la joven daxamita, la joven se estremeció ante el repentino contacto, pero luego se relajó al reconocer a quien pertenecía la mano, los ojos grises de la mujer mayor soltaron lágrimas rebeldes.

—¿M-mamá? —dijo entre sollozos.

—Tranquila —la consoló envolviéndola en un abrazo—. Ya estás bien, ya estamos acá.

—¿Es-estamos? —preguntó confundida.

—Sí querida —acarició su cabello—. Tu padre y yo. Te sacaremos de aquí —Alex frunció el ceño, confundida por toda la situación.

Ambos padres estaban vivos, ¿entonces por qué Jayna pasó cinco años pensando lo contrario? ¿La estuvieron buscando todo este tiempo o la encontraron por pura casualidad? El padre de Jayna estaba teniendo una charla con Nidolhorg como si ya se conocieran, ¿acaso Nidolhorg les llegó a comprar sirvientes en su momento o se conocían por otra razón? Muchas preguntas se formaban en la cabeza de la humana, había algo sospechoso en todo esto.

—Hola pequeña —dijo el daxamita que Alex no notó su presencia por estar metida en sus pensamientos—. Es hora de irnos.

—¿Papá? —preguntó con respiración más calmada.

—Así es querida, ahora vámonos de este lugar —Jayna se aferró con fuerza a los brazos de su madre mientras volvía a sollozar, no podía creer que sus padres estuvieran vivos y fueran a sacarla de allí. El hombre posó su mano en el hombro de su esposa atrayendo su atención—. Escoge a quien quieras para nuevo sirviente —la daxamita mayor frunció el ceño.

—No vinimos a comprar servidumbre —dijo confundida.

—Y no lo haremos —respondió secamente el hombre. Los ojos grises de la mujer lo miraron tratando de comprender a que se refería. Pero al cabo de unos segundos decidió rendirse y desvió su mirada para recorrer la celda en busca de su próximo sirviente.

—¿Madre? —habló Jayna apartándose de los brazos de su progenitora.

—¿Sí? —los ojos grises se posaron en su hija.

Danvers sisters (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora