32.2 El dinero

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32.2 El dinero

Sobornos 2

Hinata deslizó el fajo de dinero al hombre del mostrador—. Síganme —dijo en inglés.

Hinata, Kiba e Ino, quien empujaba la silla de ruedas del señor Tadashi, siguieron al hombre por una sala de abordaje cerrada a esa hora.

Abrió con su llave magnética otra puerta y los condujo hacia un túnel de gusano que conectaba a la puerta de un avión privado.

—Buen viaje —dijo el hombre antes de retirarse.

Los cuatro pasajeros, entraron en silencio al avión y Hinata se dirigió a la cabina de los pilotos, donde los dos pilotos se acomodaban para comenzar la operación de despeje.

Hinata saludó con una suave inclinación y sacó de su mochila dos cajas con dinero en efectivo. Entregó una a cada uno y salió de la cabina.

—Gracias —escuchó decir antes de dirigirse al cuerpo del avión donde Ino y Kiba se encargaban de instalar a Tadashi en un asiento.

Hinata les dio la espalda, se sentó y esperó pacientemente a que el avión despegará.

Habían pasado casi tres horas de vuelo cuando Kiba se acercó a ella con una copa de champagne y se la ofreció.

—¿Qué sucede? —preguntó el chico.

—Nada —respondió Hinata mientras tomaba la copa sin dejar de mirar por la ventanilla.

Kiba sonrió—. He peleado a tu lado, de manera ficticia y real, los suficientes años para saber que algo te sucede.

Hinata lo miró—. Peleado a mi lado ¿he? —repitió en voz baja—. Más bien, peleando en mi lugar —replicó agitando suavemente la copa.

—¿A que te refieres? —preguntó Kiba.

Hinata se encogió de hombros—. Todos pelean por mí. Siempre —dijo—. Naruto hizo todo eso para cuidarme de Yui, Neji... Tenten levantaron una muralla de protección, Shikamaru, Sasuke, Ino... tú ¿por qué todos me protegen tanto?

Kiba sonrió—. Porque te queremos. Eres nuestra amiga —puso los ojos en blanco—. Y en el caso de Naruto, él es un idiota enamorado.

Hinata no sonrió—. ¿Sabes que noté en este viaje, Kiba?

—Bueno, hay muchas cosas notar en este viaje. Tienes que ser más especifica —pidió el chico.

Hinata bebió un sorbo pequeño—. Nunca hice el trabajo sucio. Todos ustedes siempre lo han hecho por mí. ¡Yo ni siquiera sé dar un soborno con elegancia! —dijo riendo—. Hasta Ino sabe hacerlo mejor que yo.

Kiba negó suavemente—. No me enorgullece haberle enseñado eso —dijo casi en un susurro.

—¿Y por qué no me enseñaste a mí? ¿Por qué nadie me dijo que nuestro mundo era así de horrible y tenebroso? Todos me dejaron vivir en un mundo de cosas lujosas y hermosas, fotografías y fama—suspiró con frustración—. Solo escúchame, sueno como una nena enojada después de todo lo que han hecho por mí.

Kiba negó—. Lo lamento.

Hinata sonrió—. Se los agradezco, a todos —chocaron sus copas—. Pero ese mundo se acabó para mí.

Hinata bebió su champagne y volvió a observar el cielo nocturno por la ventanilla del avión. Iba a bajar de ese avión como una persona completamente diferente.

Ganancias 2

Naruto y Sasuke intentaron mantener la calma mientras su creador los guiaba hasta su estudio y una agradable ama de llaves les servía un vaso de agua a cada uno.

Detrás de CámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora