Culpables (Parte I)

489 55 72
                                    

El traqueteo de las gotas de lluvia sobre el cristal de las ventanas fue lo primero que Evan escuchó al despertar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El traqueteo de las gotas de lluvia sobre el cristal de las ventanas fue lo primero que Evan escuchó al despertar. Le costó unos segundos ubicarse, pero el cálido y suave cuerpo que tenía desnudo entre sus brazos le hizo recordar que había pasado la noche junto a Claire.

Su respiración era tranquila. El gesto de su cara estaba completamente relajado y no pudo hacer otra cosa que quedársela contemplando. Habían compartido una noche llena de amor y pasión y no cabía en él mismo de la felicidad que sentía en su interior.

Nunca había experimentado nada igual, ni siquiera perecido, con nadie más. Sabía desde hacía años que siempre había estado enamorado de ella, pero jamás imaginó que poder abrazarla, besarla, acariciarla o hacerle el amor se sintiese tan bien.

Agarró los mechones de pelo que caían sobre el rostro de la joven, tratando de apartarlos para que no le hiciesen cosquillas mientras dormía, pero consiguió que la castaña inspirase profundamente mientras estiraba su cuerpo, pareciendo desvelarse.

Aún así, no la liberó de su abrazo. Estaba demasiado bien sintiendo su piel contra la suya, así que se negaba a dejarla todavía. Sobretodo porque no tenía ni idea de cómo se levantaría ella. Era tan impredecible que temía que volviese a evitarle como había estado haciendo días atrás.

Cuando Claire abrió los ojos, se topó con la mirada penetrante y azul oscura del hombre que no la había soltado en toda la noche. Cuando sintió el calor de su cuerpo contra el suyo, dándose cuenta de que ambos estaban desnudos, pareció acordarse de golpe de todo lo que habían hecho bajo las sábanas.

Se inquietó durante un par de segundos, ruborizándose, pero enseguida comprendió que, después de lo que habían compartido, no tenía ningún sentido.

—Buenos días, Kitty-Kat —dijo él con una sonrisa.

—Buenos días. ¿Has dormido bien? —quiso saber ella siendo consciente de que había estado toda la noche apoyada sobre su pecho.

—Mejor que nunca. Creo que tendremos que poner algunos límites o vendré todas las noches para estar contigo —jugó removiéndose y aprisionándola entre sus brazos.

—Tampoco me parecería tan mala idea —soltó ella en una risa—. Aunque mejor que entre semana sean pocas veces —advirtió refiriéndose a la fogosidad que el chico mostraba y lo poco bien que le vendría levantarse pronto tras una noche de deseo.

—Aprovechemos entonces los fines de semana.

Sin previo aviso, Evan se colocó sobre la mujer que ocupaba sus pensamientos, aprisionándola. Claire observó el escultural cuerpo que se levantaba, de pronto, sobre ella, mordiéndose el labio sin poder evitarlo.

Rápidamente, el placer que habían experimentado horas atrás acaparó sus mentes. Ninguno de los dos parecía tener reparos para repetirlo, pero Evan decidió posponerlo al menos unos minutos para hacerla ver que aquello no era lo único que quería compartir junto a ella.

Siete vueltas al solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora