1.

393 29 6
                                    

La ancestral casa Black era un lugar húmedo y frío; el aire tenía un dejo dulzón, que denotaba el abandono y la podredumbre de la estructura.

Era la tercera noche que Hermione no lograba conciliar el sueño a pesar de que Ginny roncaba suavemente en la cama de al lado, ajena a los murmullos de la casa.

No solo el correteo de las ratas perturbaba su sueño, también estaba preocupada por Harry: su pobre amigo estaba hace cuatro semanas encerrado con sus tíos y, por orden de Dumbledore, ella y Ron tenían prohibido enviarle cualquier tipo información.
Ron. Últimamente Hermione pensaba en el más de lo normal.

Aunque sus pensamientos eran confusos de algo estaba segura: el pelirrojo estaba poniéndose muy lindo; había crecido varios centímetros durante el verano y estaba más pecoso que nunca.

¡Que nervios sintió cuando, al llegar al cuartel de la orden, le dijeron que Harry no llegaría hasta un mes después!; siempre habían tenido sus discusiones con Ron y, con estos nuevos sentimientos hacia su amigo, la idea de tener que pasar un mes entero con él la inquietaba un poco.
Sin embargo, hacia tres semanas que estaban juntos y no habían tenido ningún sobresalto: pasaban las tardes limpiando la casa y jugando al ajedrez mágico durante los ratos libres.

Un ruido sordo la sacó de sus tribulaciones y, a pesar de que se ufanaba de su valentía, la oscuridad y el silencio de la noche la atemorizaba un poco.

Actuando como en piloto automático, abrió la puerta de la habitación, cruzó el pasillo y toco a la puerta del cuarto de enfrente.

Pasados unos segundos, un soñoliento Ron abrió la puerta y miro a Hermione con la confusión pintada en la cara.

—¿Puedo pasar?— pregunto Hermione. Como su amigo seguía con cara de perplejidad, añadió con un hilo de voz —por favor...—

Ron, ahora preocupado, se corrió del vano de la puerta y le hizo señas para que entrara.

—¿Estas bien?— preguntó Ron.

Al oír su voz, ligeramente ronca, el estomago de Hermione dio un leve salto y, cuando sintió el color rojo subiendo por sus mejillas, agradeció internamente que la habitación solo estuviera iluminada por la luna.

—Si, estoy bien.—respondió—solo quería ver si estabas despierto, es que esta casa me asusta un poco...

Una sonrisita sarcastica cruzó la cara de Ron, pero la disimuló rápidamente al notar que el miedo de Hermione era genuino.

—¿Quieres...eh...quieres quedarte?— Preguntó Ron y, al igual que Hermione, agradeció internamente la oscuridad que había en la habitación.

A pesar de que la mente de Hermione le gritaba que diera media vuelta y volviera con Ginny, su cuerpo se internó un poco más en la habitación y se sentó en el borde de la cama.

—Hermione, ¿segura que estas bien?

—Por supuesto, ¿porque lo preguntas?

—Bueno...—Ron titubeó—son las tres de la madrugada y parece que hubieras visto a un dementor.

Ron se sentó junto a ella y, para sorpresa de Hermione, la abrazó torpemente.

Hermione le devolvió el abrazo y, cuando se separaron, le sonrió algo abochornada.

—Ven,—le dijo Ron—Ven, así descansas.

Ron la ayudó a recostarse en la cama, la rodeo con sus brazos y se acomodó junto a ella.

Hermione sintió una repentina paz. Las sombras que cruzaban el techo ya no importaban; lo único importante era ese abrazo, el olor de Ron, sus pecas...

Y así, lentamente, se fueron quedando dormidos.

*****************************
✍🏼: Sof @/lvslerman en Twitter.

Verano del '95 [Romione: One-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora