Salí de la mansión Wirrow, no daba crédito a lo que acababa de pasar. Lo peor de todo es que lo había disfrutado. Por el altísimo, por supuesto que lo había disfrutado. Pero todo es confuso, ella... ella es mi mejor amiga y casi una hermana, no, no puede estar pasando esto. Nos quemarán por brujas y desviadas y no quiero ser quemada, no puedo, tengo muchas cosas por hacer, quiero casarme, tener hijos y volver a ver esos ojos azul añil.
Claro, como no lo había pensado antes, me olvidaré de lo ocurrido con Izzy y me centraré en acabar mis estudios y en investigar sobre el señor misterioso.
Llego a casa exhausta, mi boca sedienta pide mil litros de agua.
-Hija, pensé que te quedarías con los Wirrow a comer.
-No quería que comierais solo padre.
-Aish pequeña-suelta en un suspiro- ¿qué haría yo sin ti Lis?
-No tener a quien te contase los chismes.
Los dos estallamos a carcajadas, llenando nuestro hogar de un aura completamente amarilla y alegre.
-Padre, quisiera visitar bosque, si me lo permites. No iré sola, Izzy me acompañará y por supuesto me llevaré a Rudolf.
-Solo no llegues tarde. Por cierto, ya te he comentado lo chistoso que se me hace que a tu yegua la llamases Rudolf? - se empieza a reír fuertemente.
-¡Papa! Tenía seis años y tú me dijiste que era uno de los renos que ayudaba a Papa Noel, que nombre querías que le pusiera, solo me sabía y sé ese nombre del montón de renos que tiene ese señor.
-Pequeña, para empezar ese señor no existe, supéralo ya.
-Agg no te soporto querido padre.- él sabía que era mentira y por eso un mar de risas provocadas por él inundaban la cocina-Sabe padre? Si tuvieras el cabello más largo y una panza enorme serías igual que papa Noel, las arrugas las tienes.
-Serás niña insolente, la edad no perdona a nadie, ya me gustaría verte a ti con setenta y cuatro años.
A decir verdad mi padre a pesar de la edad que tenía se veía como todo un cincuenton, media uno 1'95 y es muy flacucho, los médicos le aconsejaron que engordase un poco para mejorar su salud y es por eso que desde ese entonces yo me encargo de hacer las comidas. Su barba blanca siempre estaba perfilada, no había ni un pelo que se saliese de su sitio, combinaba con su escaso pelo, también blanco.
Seguíamos hablando y burlándonos el uno del otro pero de repente la puerta sonó. Qué raro, no esperamos visitas.
-Ya voy yo padre, tú sigue comiendo, se nota que te gusta.- le digo burlona
-Si si querida, encárgate tú.-me responde con la boca llena.
Niego divertida por su actitud.
Me acerco a la puerta y la abro. No hay nadie, pero si hay algo. Me agacho para coger el pequeño paquete que hay en nuestro felpudo. Hay una nota.
"Para la pequeña aprendiz de Sherlock.
Dudo mucho que hayas encontrado alguna información sobre mi o al menos espero que mi encantador misterio siga siendo un misterio.
Te preguntarás porque en la caja hay dibujada una nube y un dragón.
Verás, antes de acercarme a ti observé cómo mirabas las casi no visibles nubes en la noche. Tu rostro parecía lleno de luz a pesar de tus tristes lágrimas.
Y bueno lo del dragón... tengo que hacerte una confesión. Estuve investigando sobre ti, al parecer Sherlock me preferirá antes a mi que a ti como aprendiz. Reconozco que no me hubiese imaginado jamás que tuvieras un tatuaje en la espalda, lo camuflas increíblemente bien.
En la caja hay un mono negro, elegante, largo y estarás rompedora con él, de seguro que es de tu agrado, al menos eso espero. Tiene la espalda descubierta, con la intención de que luzcas ese hermoso tatuaje sin pudor alguno. Te preguntaras "¿por qué un mono y no un vestido?" Pues verás, la respuesta es fácil, mi una condición es que vayas al lugar que citaré líneas después de esto a caballo o yegua, como prefieras. También hay un pañuelo a juego con tus ojos, dicho pañuelo me lo tendrás que dar hoy mismo, a las afueras de la ciudad hay un bosque donde al final de este se encuentra un lago. De seguro que lo conoces, pues según mi investigación por ahí te paseas con tu yegua "Rudolf", curioso nombre para una yegua, estoy esperando a oír la historia del porqué de ese horrible nombre.
Te espero en dicho lugar a las 18:00 de la tarde con muchas ansias.
Posdata: Trae también mi pañuelo, puestos a pedir, sin lágrimas por favor.
Posdata dos: te tengo una sorpresa.
Atentamente
-Tu señor misterioso."
Abro el interior de la caja y efectivamente, se encontraban el mono y el pañuelo. Es exactamente del mismo color de mis ojos, es increíble.
Estoy un tanto molesta, porque todo el mundo saca el tema de mi yegua Rudolf, es un buen nombre, verdad?
¿Lisa te estás dando cuenta de que estás hablando contigo misma?
Cállate consciencia.
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Mis últimas nubes
RomanceRecién empiezo esta historia, o sea que pido paciencia. Iré actualizando casi cada día, lo prometo. "Los capítulos son de extensión corta." ________________________________________ Lisa Mcblay, una adolescente reluciente y con las ideas muy claras. ...