CAPÍTULO 21

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"El principio de una nueva y mejor historia"

–Durante todo este tiempo estuve pensando en qué es lo que diría cuando volviera a verte, ni siquiera estaba seguro de si eso pasaría, pero quería estar preparado, y hoy que te tengo frente a mí, no me salen las palabras -dijo Aidan después de dar un profundo suspiro-
–Tal vez tú no sepas qué decir, pero yo sí tengo mucho que cuestionar -dije empezando mis reclamos- ¿Por qué, Aidan? ¿Por qué una carta? ¿Por qué no te despediste de mí frente a frente? ¿Por qué no llamaste? ¿Por qué te alejaste?
–No encuentro una mejor respuesta que, por cobardía -dijo apenado-
–¿Por qué prometiste algo que sabías que probablemente no cumplirías, y por qué también me hiciste prometerlo? -continué con mis reclamos-
–Porque creí que sí podría cumplir esa promesa. Porque yo pensaba en llamar y de alguna manera seguir a tu lado, pero también pensaba que me odiabas y eso me llenó de más miedo y cobardía, por eso nunca hice nada para buscarte -dijo conmocionado- Sé que yo tengo la culpa de todo, sé que soy el culpable de tus lágrimas, y... -suspiró- Yo tengo la culpa porque yo te hice sufrir -dijo con remordimiento- Perdón por no saber cómo seguir contigo. Perdón -se disculpó mostrándose arrepentido-
–Un "perdón" no basta -dije con frialdad- ¿Sabes que no sufrí porque te fuiste? Sufrí porque prometiste algo y no lo cumpliste. Si no estabas seguro de poder cumplir con tu promesa no debiste hacerla, no debiste prometer nada. Las cosas no funcionan así, no entras en la vida de una persona, haces que te quiera y luego te marchas, ¡así no funciona! -grité con los ojos cristalizados-
–¡Perdón! -gritó frustrado- Sé que fallé a mi promesa. Sé que yo fui el de el error y estoy tan arrepentido porque fui un cobarde que por miedo no permaneció contigo -se culpó a sí mismo derramando pequeñas lágrimas- Intenté olvidarte más de 268 veces, pero ninguna de esas veces lo conseguí porque no puedo vivir sin ti, sin ti no puedo, me estoy muriendo por dentro. Te necesito T/N, te necesito como el aire para respirar. Es mi culpa, y aunque no haya llamado, te juro que te amo y...
–Ya no digas nada, por favor -dije interrumpiéndolo-, que hablando me destrozas más. La verdad es que estoy sufriendo ahora mismo, al tragarme las palabras y no decirte que te amo -dije secando mis lágrimas y esbozando una ligera sonrisa- Yo nunca te olvidé -dije tomando su rostro entre mis manos para tratar de besarlo-
Ok, no sé que hacia en ese momento, yo siempre esperaba a que Aidan me besara, no lo besaba antes y menos tomándolo de la cara, pero eso es lo que hace el amor, y los reencuentros, supongo.
–Pero dejaste de usar el anillo -reclamó Aidan con decepción después de que acaricié su rostro con mis manos percatándose que en mi dedo no estaba el anillo que me había regalo e impidiéndome besarlo-
–Sí, pero lo hice hace unos días, cuando traté de olvidarte definitivamente -traté de explicar la falta de anillo en mi dedo- Mau puede constar que ese anillo estuvo conmigo exactamente 2 años, 6 meses y 8 días; sí, llevé la cuenta -dije y sonreí ligeramente- ¿Y tú? ¿Dejaste de usar la pulsera? -pregunté subiendo la manga de su saco y al darme cuenta que él tampoco usaba la pulsera, solté su mano rápidamente con decepción-
–También dejé de usarla hace unos días cuando estaba dispuesto a por fin olvidarte, pero como siempre, fallé -explicó-
Aidan sacó aquella pulsera de uno de los bolsillos de su pantalón y yo abrí la boca en sorpresa.
–Recuerdo el significado que tiene esta pulsera para ti. Yo también prometí algún día regresártela, y ahora me siento bien de al menos cumplir una de mis promesas -dijo esbozando una sonrisa atenuada-
Aidan intentó poner la pulsera en mi muñeca, pero yo lo evité escondiendo mi mano en... Cierto, había olvidado que esa noche llevaba puesto un vestido y no uno de mis buzos, así que no podía esconder mis manos en el bolsillo de mi buzo, pero eso no me impidió esconder mis manos detrás de mí para evitar que Aidan me regresar la pulsera.
–¡No! Antes, quiero pedirte disculpas por haber besado a Mau
–Está bien, entiendo porqué lo hiciste -se mostró comprensivo- Yo... Un día juré jamás mentirte y eso implica no guardarte secretos, por eso debo confesar que...
–¿Que besaste a Roby estando ebrio?
–¿Qué? -preguntó confundido- ¿Cómo...?
–¿Cómo lo sé? Ella me lo contó hace un rato en el baño -confesé-
–Es cierto, la besé. Estaba demasiado ebrio que creí que Roby eras tú y la besé. Estaba confundido, yo no quería besarla a ella, quería besarte a ti -terminó de explicar-
–Tú dices que eres cobarde, pero a mí me parece demasiado valiente que hayas querido confesarme lo del beso con Roby justo ahora, aunque yo ya lo sabía -solté un pequeña risa- No eres un cobarde, eres muy valiente -esbocé una sonrisa atenuada- Gracias por contármelo también. Supongo que ahora de cierta forma estamos a mano
–Si lo dices porque yo besé a Roby y tú ayer a Mau, pues sí, estamos a mano
–Sí, a eso me refiero -dije esbozando una sonrisa atenuada mientras recordaba cuando besé a Mau en mi habitación y sentí nervios, culpa e incomodidad al mismo tiempo-
–Ahora, ¿me permites tu mano? -preguntó tratando una vez más colocar la pulsera en mi muñeca-
–No, está bien -dije tomando la pulsera- Quiero que conserves y que sigas usando esta pulsera -levanté la manga de su saco y puse la pulsera en su muñeca mientras sonreía-
–¿Como un recuerdo?
–Como el principio de una nueva y mejor historia -volví a sonreír-
–¿Juntos?
Seguí sonriendo, pero no respondí. Di la vuelta y empecé a caminar lejos de Aidan, pero al ver que él no iba tras de mí, di unos pasos hacia atrás y regresé a donde él.
–¿Qué pasó con tu costumbre de ir siempre tras de mí, tomarme la mano y girarme hacia ti? -pregunté todavía sonriendo-
–Uh...
Me acerqué completamente a Aidan y mis labios también los acerqué a los suyos, rosándolos con delicadeza, casi tocándolos completamente. Hice que él pusiera toda su concentración en el supuesto beso que vendría, pero en lugar de eso, cuando estuvimos a punto de besarnos, me alejé de él y le di una cachetada.
–Te lo mereces -le sonreí y luego me marché-
Esta vez Aidan sí me siguió, tomó mi mano, me giró y me jaló hacia él. Nuestros cuerpos otra vez estaban rosándose.
–Mi costumbre volvió -dijo sonriendo y me besó cálida y apasionadamente para después verme marchar-
–¿Hablaste con Aidan? -preguntó Mau cuando llegué hasta donde él-
–Ajá -dije sin más-
–¿Y? ¿Arreglaron las cosas? -preguntó interesado-
–Se puede decir que sí -sonreí ligeramente-
–¿Y qué procede?
–Continuar con nuestro viaje turístico por Italia
–Ok, pero, ¿y Aidan?
–Oye, yo voy a quedarme aquí, con Aidan tal vez, y tú te vas en dos semanas; quiero pasar esas dos semanas sólo contigo -dije y nos sonreímos mutuamente-

Aidan Gallagher, ¿mi verdadero amor? (Aidan y tú) [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora