El día que perdí mi Virginidad

Virgen A Los 23

Mi nombre es Amanda Robinson, tengo 23 años y aunque muchos no lo crean, todavía conservo mi virginidad. No ha sido nada fácil conservarla y menos con mi novio.

Sí, ¡tengo novio! Llevo 5 años con él y aunque suene tonto, aún no hemos tenido relaciones sexuales. No porque él no haya querido, ¡claro que ha querido! Pero bueno... les contaré mi problema. Desde mis 15 años, mis amigas me decían que el dia que perdiera mi virginidad no iba a ser como lo esperaba. Decían que iba a ser doloroso... ¡bastante doloroso!  Mis amigas me contaban sus experiencias y me decían que iba a sangrar y pensar en sangrar por la panocha, ciertamente, me dan ganas de vomitar. Ya han sido muchísimas veces las que he estado a punto de perder mi virginidad con mi novio pero, mi miedo me lo había impedido. Pero hoy, ya no sería así. Hoy, 21 de febrero del 2015, estoy completamente preparada para perder mi virginidad y sé que no me arrepentiré, ya que lo haré con la persona que verdaderamente amo.

Estaba con mi novio de camino hacia nuestro departamento... ¡Sí! ¡También vivimos juntos! (Aunque en realidad, sólo llevamos algunas semanas viviendo juntos.) Me siento muy ansiosa y espero que todo salga bien.

Él no sabía que hoy sería el día, pero, no se lo voy a decir porque quiero darle la sorpresa.

¡Al fin llegamos!-Exclamé.-El camino fue largo.

Ni para tanto, amor.-Me dijo mi novio, James.-

Rápidamente corrí hacia nuestra habitación y acomodé la ropa que habiamos comprado. Mientras lo hacía, ví como James se acostaba en la cama y como ya había terminado de guardar lo que habíamos comprado me tiré al lado de él y le dí un tierno beso en sus labios, que de pronto se convirtió en un beso apasionado y salvaje. James empezó a acariciarme el cuerpo, lo que provocaba diferentes sensaciones en mí. Le quité su camisa y comenzé a acariciarle sus perfectos abdominales y baje mi mano hacia su miembro. Pero, James me aguantó la mano.

¿Estás bien amor?. -Dijo preocupado.-

Quiero hacer el amor contigo. -Dije.-

¿Estás segura? -Me miró extrañado.-

Ignoré su pregunta y comenzé a pasar mi mano por su miembro, pero, sólo por encima de su pantalón. A los segundos me quitó mi camisa y comenzó a apretarme los senos fuertemente. Después, me desabrochó el pantalón y me lo quitó. Luego, comenzó a introducir sus dedos en mí y a moverlos en círculos, lo que me ponía extremadamente húmeda. Ví cómo se desabrochaba el pantalón y se lo bajaba. Al ver su enorme miembro, no puedo negar que estaba un poco asustada en pensar lo doloroso que iba a ser mi primera vez, pero realmente sentía muchísimas ganas de sentirlo dentro de mí, entonces comencé a tocárselo.

James me miró extrañado e iba a decirme algo, pero coloqué mi dedo en sus labios.
"Shh" susurré a sus oídos y continué besándolo y deslizando mis manos por su miembro.

Después de estar algún rato tocándonos y besándonos, sentía un deseo inexplicable de sentir su hermoso miembro, así que se lo pedí.

Me miraba con un gran deseo, lo que me excitaba aún más. Luego, deslizó su miembro desde mi clítoris hasta mi sexo y poco a poco fue introduciéndolo. Cuando me percaté, ¡mis bragas de Batman estaban llenas de sangre! ME QUERÍA MORIR, ¡esas eran mis bragas favoritas!

Las sábanas blancas también estaban manchadas de sangre, lo que comprobaba mi virginidad. El dolor que sentía era inexplicable. Pero, al sentir su miembro constantemente entrar y salir, me acostumbré rápido y lo único que sentía era placer. Al pasar los minutos o quizás horas, gemí de placer al sentir como me corría por primera vez y la sensación que sentía era inexplicable; ¡desearía haber sentido este placer desde hace mucho! ¡No sabía de lo que me estaba perdiendo!

De pronto escuché un ruido en la sala, lo que me extrañó bastante, ya que nadie nos visita y vivimos en un área solitaria. Me coloqué una toalla y fui lo más rápido que pude a ver qué sucedía.

Cuando salí del cuarto, había una mujer, que por alguna razón, me parecía conocida.

Me miró con una sonrisa maliciosa, me apuntó con una pistola al rostro y me dijo:
- En estos momentos harás todo lo que te pida, ¡MALDITA PERRA! -