XCIV

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— ¿No lo sabes? ¿Cómo no vas a saberlo? Digo, si la conoces de tanto tiempo. Ya era para que al menos la conocieras enamorada.

— Es que Akira siempre ha sido una persona reservada personalmente.

La cara Luzu se transforma totalmente frente a Samuel. Tal como si le hubieran dicho una grosería o algo peor. Hay molestia, sus cejas fruncidas son bastante prueba.

Samuel no sabe que decir o hacer ¿qué pasó? Willy en cambio solo mira ligeramente por encima del menú. Lo sabía, sabía que este idiota tenía algo personal que ver con ella. Había muchas cosas que lo apuntaban.

Nunca conocí a la mayoría de los amigos de su ex, a pesar de su larga relación. No podía decir que el hombre fuera reservado en eso, más bien nunca le importó mucho eso de salir con los amigos. Solo salían con los que compartían mutuamente.

— ¿Qué he dicho algo malo?

— No -El bombero trató de relajar los músculos de su rostro, pero no lo consiguió del todo- digamos que la conozco ¿Akira Román? Digo, cuantas personas se pueden llamar así en España; en Karmaland.

— ¿Si? Que coincidencia ¿de dónde la conoces?

— De un lugar que no quisiera conocerla -Es lo que responde de golpe, sin pensarlo- ¡jajaja! ¡Me refiero! Que la conocí en un momento que seguramente no fue el mejor para ninguno de los dos.

De Luque miró de reojo al rubio ¿qué se iba a quedar escondido detrás de ese menú? Todo infantil como siempre, no le sorprenden esas actitudes. Trata de ignorarlo de la misma manera.

— Pero ¿cómo la conociste? No recuerdo que sea recaudadora de impuestos, tampoco vende seguros eh.

— Digamos que visitó mi estación un buen día -Aprieta las manos debajo de la mesa, cada vez se le ve menos tranquilo.

— ¿A tu estación? ¿A qué?

El castaño se queda en silencio ¿será que Vegetta no tiene idea en que trabaja su propia amiga? Entiende por qué esa víbora no dice nada de su vida ¿pero a ese nivel? Samuel tampoco es una persona que pregunte demasiado, ni se entrometa donde no debe, al menos eso le admira.

— Tu amiga es una araña patona destruye familias -Baja el menú y coge su copa de vino para beberle.

— ¿Tú no? -Responde Samuel, ladeando la cabeza.

— Al menos yo puedo distinguir el bien del mal. Estoy del lado del que debo estar.

— ¿Qué significa eso Guillermo? ¿Insinúas que estoy de un lado incorrecto?

— No, hay cosas en las que no aplica el bien o el mal.

Luzu vuelve a componerse, no puede dejar que estos dos se maten en la mesa frente a todos. Es un lugar público por Dios.

— Es solo que esta mujer no es de mis cosas favoritas, es grosera y tuvimos un pequeño altercado del cual no tenemos que dar demasiados detalles. No son importantes ya.

— ¿Grosera? Tiene un temperamento fuerte, pero ¿no todas las mujeres en posiciones de poder lo tienen? Viven con la desventaja, el mundo laboral no es justo con ellas.

— Ahora se cree un aliado -Responde harto Guillermo.

— Lo que digo es que no creo que haga bien su trabajo y sin meterme en temas políticos -Trata de explicarse Luzu antes de que se malentienda lo que dice- solo digo que para mi todo fue extraño ¿bien?

— ¡Pero Luzu! No esperaba esta actitud venir de ti, tú no eres este tipo de persona. Vaya.

— ¡No la estoy! -Baja la voz antes de llamar la atención de los otros comensales- no la estoy minimizando por su trabajo, no me refiero a que lo haga mal por ser chica. Ni que me haya enojado solo su actitud pedante.

Un dorama de bomberos | MultishipingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora