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Sparta era un universitario tranquilo, su vida era algo atareada ya que la universidad no era algo fácil de superar, sus estudios estaban a punto de acabar, era su último año de estudiante así que los exámenes estaban llegando, más razón para seguir y seguir estudiando todo el día como si no hubiese un mañana.

Por el día tenía que ir a visitar a su amado padre; Timba, quien vivía en la cuadra de al lado. El joven compartía apartamento con su hermano mayor Víctor, quien siempre está ocupado en el gimnasio haciendo ejercicio y también trabajando en el lugar para ganar un buen salario como se dice.

Sparta estaba de camino a su universidad, la cual, estaba un poco lejos de su vivienda. Al llegar, saluda a sus amigos;

—¡Hey! Spartita— exclama Flex.

—¡No me llames así humano con cara de mapache!— dijo Sparta furioso, ya que no le gustaba mucho cómo le hablaba. Flex, era su mejor amigo.

—¿Qué onda?

—Mal.

—Jeje ¿Por?— soltó una carcajada Flex.

—Cosas de la universidad.

—En eso nadie está bien Sparta... Nadie..

—Si...

Habían pasado ya al menos unas tres horas, cuando divisa por el patio de su gran escuela a uno de sus amigos de la infancia.

—¡Hola prro!— Como cariñosamente le llamaba Sparta a Mike.

—¡Hola Espartano! Jajaja— le respondió chocando manos como saludo.

—Jaja, Mike ¿Qué tal? No te vi llegar a clase.

—¡Ah!— suspiró —Llegué tarde hermano...

—Tardesito no se llega a al escuelita Maikel.... Jeje.— burlo Sparta.

Nah'— habló en un tono raro y sarcástico a la vez, Mike.

Sonó el desesperado timbre que indicaba el volver a clases de los alumnos.

Había pasado ya el largo día de estudio de Sparta, el joven regresó a su casa, y lo primero que realizó fue una deliciosa ducha para refrescarse totalmente de todo el estrés de la universidad.

Al día siguiente, era feriado, pero para un universitario nunca es feriado hasta que te gradúes, en fin. De todas formas Sparta, quiso dar un pequeño paseo por las calles de su avenida, no pasaban muchos carros, y si lo hacia, eran dos cada 1 minuto.

Escuchaba musica plácidamente sin ninguna intervención, hasta que mientras cruzaba una de las anchas calles, un chico de pelo castaño y ojos bicolor le llamaba la atención, este no escuchaba sus gritos y exclamos por estar escuchando musica, un carro estaba al punto de arroyarle. El muchacho de pelo castaño oscuro, no tuvo otra opción, que, segundos antes de que aquel carro chocara contra Sparta, tener que empujarlo hasta la cera, un lugar libre de accidentes.

—¡Qué diablos!— exclamó Sparta, quitando los audífonos de sus oídos.

❤Gracias por Amarme❤ [#Spartor]   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora