۝╬Black Jade╬۝

Curiosidad

Cuantos más días pasaba bajo el cuidado de Shen Yuan, Luo Binghe se volvía más codicioso. Sí, Shen Yuan poseía mucho dinero, pero no era algo tan efímero y vanal como los bienes materiales lo que Luo Binghe deseaba, él joven deseaba su toque, cada sonrisa, su atención, su cuerpo y su amor, deseaba poseer cada gramo de su existencia.

Al inicio fue una inexplicable admiración que su ya fallecida madre había propiciado en él, esa admiración se reforzó cuando lo pudo conocer cara a cara, aún así, Shen Yuan siempre cargaba una máscara bajo sus ojos gélidos y agudos, la brecha de maestro/alumno le impedía excavar y conocerlo más a fondo. Quién diría que al invadir la vida privada de Shen Yuan encontraría su perdición.

–Mi Binghe es un buen chico – Dijo en más de una ocasión Shen Yuan cuando lo presentaba con otros maestros.

Mi Binghe.

Sí, Luo Binghe le pertenecía a Shen Yuan, pero no era un buen chico. Se percató de ello, de su enamoramiento, cuando despertaba bañado en sudor, agitado y con un problema en su entrepierna después de un caluroso sueño que tenía como protagonista a su maestro. Algunas veces Luo Binghe lo presionaba contra la cama y arremetía contra él, sus dulces gemidos lo intoxicaban gritando por más. En cambio, había noches cuando él era quien gemía el nombre de Shen Yuan, lloriqueaba y se aferraba a él siendo un buen chico para el mayor.

Sus calenturas comenzaron a aumentar, atormentando sus sueños y obligándolo a escabullirse por las mañanas para limpiar la evidencia de su pecado nocturno. Afortunadamente Shen Yuan poseía un sueño pesado, Luo Binghe se había asegurado de eso, dormía hasta que el sol iluminaba todo el departamento y el aroma del desayuno le seducía lo suficiente para despegarse de sus sábanas, entonces aparecería en el comedor donde su comida ya estaría servida cuidadosamente, al igual que todas las mañanas.

Luo Binghe tenía una rutina meticulosa, cada segundo era importante para no ser descubierto, si su maestro se enteraba que deseaba meterse en sus pantalones sería hombre muerto, su fachada de buen chico quedaría destrozada.

Quizás si esperaba lo suficiente, Shen Yuan se daría cuenta de sus sentimientos y mágicamente correspondería como en las novelas de romance. O quizás lo aborrecería y terminaría echándolo de la casa. El sólo pensamiento lo abrumaba, así que callaba y esperaba pacientemente por cualquier señal sin precipitarse más de lo que hacía en sus sueños.

–¿Binghe? –Shen Yuan lo llamó por tercera vez al notar a su alumno extrañamente callado y aparentemente perdido en lo que sea que tenía en la cabeza.

Luo Binghe casi deja caer sus palillos– ¿Sí, maestro Shen?.

–¿Qué te pasa? Te noto algo distante– Comentó el mayor– ¿Te sientes mal? Puedes tomarte el día, no es necesario que hagas la limpieza y vayas a la academia.

Rápidamente Luo Binghe negó– ¡Estoy bien! No es eso, es sólo que la demostración será pronto y estoy bastante nervioso...

–Estarás bien, eres mi alumno después de todo– Alardeó Shen Yuan, aún así su rostro estaba sereno y sin una sola arruga o imperfección. Luo Binghe se preguntó si la piel de su rostro era tan suave como lo aparentaba.

–Tiene razón, sólo espero no decepcionarlo, ha puesto mucho de su tiempo en mi y yo...

–Lo harás bien– Le interrumpió– Mi Binghe es un buen chico.

Luo Binghe tembló.

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–¿Deicidiste ya qué canción bailarás? –Preguntó Shen Yuan cuando Luo Binghe terminó su calentamiento.