La pareja iba discutiendo en la carretera nocturna, o mas bien, uno de ellos venía escuchando los reclamos del otro; Xingchen tenía las manos en sus piernas mientras veía hacia abajo, las lágrimas le hacían la vista borrosa y el nudo en su garganta no le permitía hablar, aun que si pudiera de todas formas no lo haría, su mente solo se concentraba en las palabras que salían de su novio.
-Estoy hasta la madre de esto, Xiao Xingchen... siempre de pinche metiche en todos lados-Song Lan estaba muy enojado con el y esta vez iba en serio; normalmente cuando se enojaba simplemente dejaba de hablarle por unos días hasta que Xingchen se disculpaba (aun que no fuese su culpa) pero ahora si le estaba reclamando con palabras muy hirientes.
-Zichen yo-
-No me llames así, es más- La camioneta frenó de golpe justo en frente de un Oxxo.- Bájate.- Dijo seco.
-Pero Song Lan...-Las lágrimas habían tomado mas fuerza.- ¿Cómo voy... a regresar a casa?-
-Tu no vas a volver a regresar a mi departamento- Le lanzó un billete de $100- A ver como le haces, pero ya no quiero nada que ver contigo. -Le señaló la puerta con su mano derecha mientras que con la otra quitaba el candado.
-Song Lan por favor.- Xingchen lo tomó del brazo, pero Song Lan inmediatamente lo apartó, se bajó del carro, fue rápidamente hasta la puerta del copiloto mientras Xingchen lo veía asustado, abrió la puerta y jaló con fuerza el brazo del chico haciendo que cayera de rodillas raspándose la palma de la mano. Xingchen dejó de llorar por la sorpresa y ahora estaba asustado, solo logró ver el billete cayendo enfrente de el y se quedó en shook por algunos segundos sin saber cómo reaccionar; para cuando volteó a el carro detrás de el, Song Lan ya se había subido y Xingchen aún quieto observó como el auto arrancaba con fuerza.
Xingchen no podía salir de su sorpresa, lentamente con la mano temblorosa tomó el billete y se levantó débilmente para quedarse quieto por unos momentos con la mirada perdida, entonces las lágrimas regresaron. Su mano le dolía por el raspón que se había hecho, pero no le ponía atención ya que el dolor en su pecho era mucho mas grande, caminó hasta la banqueta donde se sentó, abrazó sus piernas y escondió su rostro para finalmente soltar su llanto incontrolable que lo estaba ahogando mientras apretaba el billete, su llanto era bajo, pero estaba lleno de dolor y coraje, duró así al menos unos cinco minutos, hasta que escuchó la puerta detrás de el abrirse y se asustó, salió de su burbuja de tristeza al darse cuenta de que alguien lo notó llorando y se levantó avergonzado limpiándose las lágrimas con las mangas de su suéter de lana.
-¿Tas bien, güero?- Escuchó detrás de el, a lo que con la cabeza aún abajo le asintió.- Sobres.- Xingchen no lo había visto a la cara, y sólo vio los tenis Converse negros volver dentro del establecimiento. Entonces Xingchen decidió respirar profundo y entrar al Oxxo.
Aún apenado no quiso ver a la cara al cajero, al ser ya muy tarde, eran los únicos en el establecimiento; tomó una botella de agua y se dirigió a la caja.
-¿Sería todo?.- Cuestionó el cajero.
-Quiero hacer una recarga...- Siguió cabizbajo.
-¿A qué compañía?
-Telcel
-¿De cuanto sería?
-$50
-¿Número?
-8993... 74,32...15,27.- Se los fue dictando lentamente, mientras solo veía las manos del cajero tecleando, entonces algo le llamó la atención; el cajero tenía un guante negro en su mano izquierda, y el dedo meñique no se movía; abrió sus ojos con algo de sorpresa para finalmente levantar la mirada. El cajero parecía ser un jovencito, no mayor de 18 años, era mas bajo que el pero no mucho, tenía el cabello negro y largo atado en una coleta baja aunque tenía un flequillo algo largo, tenía los ojos de color marrón rojizo y la piel bronceada, no era nada feo, en realidad Xingchen podía decir que era guapo de no ser porque la cicatriz en su mejilla derecha lo intimidaba un poco.
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Amor a primera recarga|| XueXiao ||
HumorDespués de una decepción amorosa, Xingchen terminó abandonado en un Oxxo, sin novio, sin saldo y sin ganas de vivir; decidió hacerse una recarga en el mismo establecimiento en el que había sido dejado sin saber que esos últimos veinte pesos habían s...