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Nayeon y Momo eran grandes amigas, se conocieron desde que ingresaron a la universidad pero Nayeon jamás había ido a Japón a visitar a Momo, ¿la razón? No tenía mucho tiempo para viajar y es que desde que salieron de la universidad, cada una tomó su camino, Nayeon trabajaba y Momo trabajaba, sin embargo, se llamaban y mensajeaban todos los días.

Un día a Nayeon le ofrecieron un puesto en Japón y esta aceptó de inmediato, sería una experiencia nueva y así estaría cerca de su mejor amiga otra vez.

—Al fin estaré cerca para molestarte —Decía la pelinegra mientras reía.

—Diablos y yo que pensé que me libraría de ti —Se quejaba la japonesa desde el otro lado de la línea.

—Grosera —Escuchó la risa de su amiga.

—Es broma, conejita. Te haré un espacio en mi casa —Comentaba animada la menor.

—Oh Momo, no es necesario.

—Claro que sí, eres mi mejor amiga así que te vienes a vivir conmigo —Se escuchó un ruido del otro lado y la japonesa aclaró su garganta—. Y bueno, mi hermana.

Nayeon pocas veces había oído de la hermana de Momo, esta poco hablaba de ella y Nayeon no sabía por qué. Por un tiempo pensó que tal vez Momo no quería a su hermana pero eso cambió cuando la japonesa recibió una llamada urgente del hospital, se trataba de su hermana, así que se subió al primer avión y viajó a japón sin importarle la universidad.

—Muero por conocer a tu hermana —Hubo un pequeño silencio hasta que Momo volvió a hablar.

—Eh sí, estoy segura que ella también se muere por conocerte —Habló un poco nerviosa y Nayeon lo notó—. Bueno, Nay me tengo que ir, nos vemos en unos días.

—Adiós, Momo —Colgó y se quedó pensando un momento, ¿por qué Momo actuaba así cada vez que mencionaba a su hermana? No lo entendía.

El día de su viaje llegó y debía admitir que se sentía nerviosa. Viajó alrededor de dos horas y cuando su avión aterrizó, avisó a Momo que ya había llegado. No pasó mucho cuando aquella llegó a buscarla, rápido se acercó a la japonesa para abrazarla.

—Momo, cuanto tiempo sin verte —Decía la mayor abrazando fuerte a la castaña.

—Nayeon, hicimos videollamada anoche —Respondió la japonesa haciendo reír a la mayor.

—Cállate y ayúdame.

Ambas llegaron a la casa de la japonesa y al entrar estaba todo en silencio, Nayeon se extrañó un poco.

—¿Y tu hermana? —Momo se tensó un poco ante esa pregunta.

—Debe estar en su habitación —Murmuró y fijó su vista en la puerta de la habitación de su hermana—. Mina, hay visitas, sal a saludar.

Pasaron unos largos minutos hasta que la puerta se abrió, Nayeon no entendía por qué estaba nerviosa, solo era la hermana de Momo. Una figura delgada se dejó ver, venía con la cabeza agachada y con su cabello cubriendo su rostro. La chica se acercó un poco, poniéndose detrás de Momo.

—Hola, Mina —Saludó Nayeon con una sonrisa pero no recibió respuesta.

—Es algo tímida —Contestó Momo—. Mina, saluda a Nayeon —Pidió a su hermana pero aquella se escondió más en la espalda de su hermana.

Momo suspiró y miró a Nayeon, sabía que debía explicarle la condición de su hermana tarde o temprano.

Una vez que Nayeon se instaló en la casa, permaneció en la habitación que le había dado Momo, ahí pensó un poco sobre el comportamiento de Mina, ni siquiera la miró, ni siquiera le habló. Quería creer lo que Momo le decía, que era muy tímida.

♡ Love Without Words | MinaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora