La historia continúa en esta segunda parte, en donde nos muestra como la vida de Sydney (Lili Reinhart) cambió por completo después de esa noche. Siete años después la vida marcha normal. Sin embargo, secretos del pasado comienzan a salir a la luz...
Era completamente inevitable, lo que Harry Styles me hacía sentir, era inevitable e indescriptible, se sentía como esos días que llegas a casa y te recuestas sobre tu cama, podías sentir tranquilidad y como tu cuerpo descansaba, solo que él hacía descansar mi alma totalmente.
—¿Qué haces aquí? —pregunto tratando de evitar que note mi nerviosismo.
—Vine por ti. Quiero llevarte a un lugar especial y no acepto un no por respuesta.
***
Sentía los nervios de punta. Colocaba ciertas cosas dentro de mi mochila de mano. ¿A dónde me llevaría?, ¿es correcto esto?, no lo sabía, sin embargo, no quería saberlo. No quería saber si esto estaba bien o estaba mal, solo quería estar con él.
Salgo de mi habitación para dirigirme hasta la puerta. Mi sonrisa se borra de repente cuando veo a Harry montado sobre una motocicleta—¿Y esto? —pregunto sorprendida.
—La compré. Hace unas horas, ¿te gusta?. Mira, es roja, como tu color favorito.
La voz de Harry era con tanta emoción. Mi corazón se derrite cuando me doy cuenta de esos pequeños detalles que siempre había tenido, sobre mis colores y mis cosas favoritas—Me encanta. Pero... —frunso el ceño—¿Sabes conducir? —arqueo mi ceja mientras me monto detrás de él.
—¿Hablas en serio Sydney? —doy un suspiro de alivio cuando lo escucho—Pero claro que no.—Harry suelta una risa cuando nota mi expresión llena de temor y nervios a la vez—Sujetate, amor —dice antes de arrancar.
Mi corazón latía a mil por hora, no sabía si por el simple hecho de que iba de copiloto en una motocicleta con alguien que me acaba de confesar que no sabe conducirla, o el hecho de que sujetaba fuerte el torzo de Harry haciéndome sentir sobre las malditas nubes.
Por primera vez en mucho tiempo me pude sentir yo, libre, muy bien. Sonreía por alguna razón, el sol golpeando mi piel y el viento moviendo mi cabello me hacía sonreír. Sentir el olor de la playa cerca de mi era mágico. —¿Estás bien? —pregunto algo asustada cuando escucho a Harry gritar.
—¡Se siente genial!, ¡grita Sydney, saca lo que tengas que sacar! —exclama haciéndome sonreir.
Es entonces cuando siento toda mi depresión salir, por cada poro de mi piel, siento mi cuerpo descansar cuando grito mientras levanto mis manos, me sentía liberada, Harry me hacía sentir lo que era la verdadera paz, la magia.
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***
El viaje por la carretera había sido lo más relajante que había sentido. Finalmente llegamos a pacific beach, uno de los lugares más lindos y románticos de San Diego.—¿Te gusta? —pregunta Harry cuando bajo del aparato de dos ruedas.
—Es increíble, Harry. —digo mientras observo la enorme vista hacia el mar.
—No es todo, ven —el chico toma mi mano conduciendome hasta bajo el muelle.
