Capítulo 1: GREAT DIVIDE

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Era una sensación extraña, lo amaba pero no sabía como explicar porque lo engañe, todo el tiempo trate de justificar mis acciones fingiendo que fue su desinterés lo que me llevó hasta ahí, sabía que era un error pero nunca me detuve a analizar lo que ahora entiendo: yo quería casarme y vivir feliz al lado del hombre con él que estaba comprometida, pero ¿y él?, ¿también quería lo mismo?

Le confesé lo que hice y ni siquiera se inmuto, entonces que hemos estado haciendo juntos tantos años, tomé mis cosas en medio de la noche, me costo relativamente 10 minutos sacar mis cosas de su apartamento, me fui y desde eso han pasado 5 semanas en las que espero que mi teléfono suene con una llamada suya, alguna señal de que su desinterés estaba solo en mi cabeza, pero nunca llama, quizá necesitaba una razón para dejarlo, quizá él esté mejor, tal vez ambos necesitábamos estar separados para comprender que no éramos felices, puede haber amor, pero eso no es suficiente, las relaciones se desgastan y nosotros definitivamente nos perdimos en el camino, dejé mi trabajo hace 3 semanas porque verlo todos los días indiferente como era me estaba matando, cómo era posible que permanecer o no con una persona con quien mantuvo una relación de 5 años fuera tan insignificante para él.

Estoy segura de que dejarlo era lo mejor, el como lo hice estuvo mal, pero también creo que por mucho tiempo me sentí con la obligación de tolerarlo, aceptaba sus desplantes, sus malos tratos, porque realmente una parte vulnerable en mi mente quería aferrarse firmemente a esos sueños de pequeña, de formar una familia de ensueño y él definitivamente era un hombre de ensueño, solo que un día desperté con esta sensación de pesar y me detuve a ver en lo que nos habíamos convertido, ambos éramos exitosos en nuestras áreas de trabajo, éramos buenos en  el sexo, solo que no éramos lo suficientemente buenos comunicándonos, él solía guardar todo para sí mismo y yo solo quería escucharlo, saber que tenía en mi su confianza, cuando lo ascendieron fui de las últimas personas en enterarse en una junta directiva, cuando su abuelo falleció ocurrió lo mismo, prácticamente vivíamos juntos y nunca se tomo la molestia de compartir conmigo tan importantes eventos, pese a no estar casados, para mí hasta hace dos meses, había tomado muy severamente los sacramentos del matrimonio, estar para él, en las buenas y en las malas.

Y toda la situación empeoró cuando descubrí marcas de labial, de un color que yo jamás había utilizado, esperaba que me lo confesará, pero nunca lo hizo porque quizá no era nada, pero siguió creyendo que yo toleraría todo, y llego este hombre, su cabello negro pese a su edad se mantenía impecable, afeitado y con una cicatriz en el rostro atravesando la comisura de su labio, sus ojos que podrías confundirlos con el lugar más profundo del bosque, claramente mostró su interés en mi, desde el momento en que entró en la oficina y se sentó en la silla frente a mi escritorio, su mirada salvaje y sus palabras seguras habían sido suficiente para que cualquiera cayera a sus pies, y tan oportuno como era, Nanami cruzo el pasillo pero solo me dio una mirada distante y vacía y siguió su camino, no parecía importarle en absoluto ver a otra persona interesada en su novia.

Nunca había discutido con nadie en lo absoluto, pero ese día, me sentí con la necesidad de gritar, alguien había puesto sus manos sobre mis muslos y aun así no hizo nada, a él no parecía importarle, ni siquiera me demostró estar incómodo o molesto,  lo que me hizo creer que había sido mi culpa, quizá todo estaba en mi cabeza, y entonces me desesperé, acepte la invitación de ese hombre y corrí a sus brazos tanto que más que ser una experiencia satisfactoria, pese a serlo, me dejó destrozada llorando sola en una habitación de hotel, sintiéndome utilizada, en donde había elegantes lámparas y una fina botella de vino, nada era suficiente, ni siquiera me sentía complacida, abrace mis rodillas a mi pecho y estuve ahí dos horas hasta que llegó la recamarera a preguntar si estaba bien, limpie mi rostro, tome una ducha en lo que la recamarera hacía la cama y me vestí, volví a nuestro roto hogar, ya había empacado poco a poco, las pocas cosas que podía decir mías, desde que comenzamos a vivir juntos había estado manteniendo mis cosas en un almacén; espere a él que llegará para confesarle, lo que había hecho, en la misma cocina donde una vez había sido tan feliz cuando estábamos tan entusiasmados por hacer a nuestro primer bebé, el recuerdo se fue tan rápido como llegó, cuando recordé en lo que nos habíamos convertido, nosotros los de ese momento, no eramos ni un rastro de las personas que fuimos al inicio de la relación.

𝕀𝕍𝕐 {Nanami x Lectora x Gojo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora