Creando Conexiones... rompiendo otras

3.7K 540 124
                                    

Capítulo nueve: Creando conexiones... rompiendo otras.

''...Debemos aprender que no necesitamos perdonar y olvidar para seguir adelante.
Si no puedes, no lo hagas, aférrate a tu ira, porque ésa ira es la parte de tu cerebro que te ama, está ahí porque sabe que no te merecías la mierda que te sucedió.
Así que vives tu enojo, y aprendes de él porque nunca lo olvidas, pero aún así sigues adelante... no necesitas perdonar para ello...''


Sus pequeñas manos manos se movían con rapidez, su varita hacía intrincados movimientos mientras en el aire una deliciosa comida era preparada, los tristes ojos verdes de Lily Potter se detuvieron solo por un momento en el calendario pegado a la pared al lado de la alacena con un hechizo pegajoso, y el dolor apareció por unos interminables segundos en su rostro, hoy era el cumpleaños número catorce de Harry.

Habían pasado catorce años desde que ése pequeño monstruo se llevó su capacidad para concebir, él la dañó; desde adentro hacia afuera, la dejó tan dañada, ya no podría tener hijos y no podría criar nunca a uno propio ¡Era tan injusto! Había tenido tanto amor para dar, ella podía haberlo educado para que fuera un hombre de bien, y ahora no tenía nada, no tenía un hijo al cual cuidar y mimar, no tenía un matrimonio de cuento de hadas donde ella sería la esposa de un príncipe rico y madre de sus herederos, no tenía a sus padres con vida para ayudarla, no tenía nada, solo tenía una mentira cuidadosamente consgruida a su alrededor, y no podía ni siquiera regresar a su hogar hasta que el señor oscuro fuera detenido, lo cual era una maldita mierda.

Deseaba tanto volver a casa, Alemania no se parecía en nada a la Gran Bretaña, ni siquiera podía salir de la maldita casa, estaban destinados a permanecer dentro hasta que la amenaza del Señor Oscuro sea erradicada y era solo una torpe joven de pelo rosa quien les traía lo que necesitaban del exterior. Hace meses que Dumbledore no los visitaba, antes iba a la casa cada dos semanas, les contaba sobre los sucesos que ocurrían en su hogar, desde el comienzo del verano no recibían ninguna noticia, lo único que sabían era que Sirius estaba deambulando en algun lugar fuera de Azkaban donde lo había dejado, ella solo quería que todo volviera a ser como antes... como antes de que Harry existiera, fue él quien había arruinado toda su existencia.

Él era el niño maldito de la profecía, si no fuese por él, por su nacimiento maldito no estarían donde están ahora, no habría odio, traiciones, mentiras en su matrimonio.

No era la vida perfectamente normal que quería.

Estaba desconsolada.


Ignoró los sonidos provenientes detrás suyo y siguió preparando el desayuno en silencio, de vez en cuando su mirada se desviaba al calendario con la fecha maldita, o a su anillo de bodas, pero el vacío que sentía en su interior no parecía calmarse, desde hace una década que no había nada que pudiese sanar su corazón roto.

-Buenos días- se escuchó el saludo de esposo, oyó el sonido de la silla arrastrarse antes de que tomara asiento y ella giró, una taza de té levitando hacia el hombre.

-Hola- saludó la pelirroja en un murmullo, desde hace tanto tiempo que todo en aquella casa se sentía tan frío.

Tan muerto.

Sus ojos verdes cruzaron con los avellanas de su marido, y no había nada, no había un amor perdido entre ellos, solo una pesada y contínua rutina, había desapego emocional por parte de ambos pero aún así permanecían juntos porque ninguno tenía el valor para apartarse y alejarse, ya no podían, perdieron ésa opción hace mucho, lo hicieron cuando decidieron huir y en ése entonces no pudieron dimensionar el impacto que el huir de sus problemas tendría, creyéndose tontamente que su amor sería suficiente para afrontarlo todo, que si no podrían cuidar a Harry podrían tener otros hijos y jugar a la casita ignorando que su hijo mayor estaba luchando por su vida, siendo objetivo del mayor señor oscuro de la historia.

Ouroboros |Snarry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora