Capítulo 4 - ¿Es Normal?

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Mientras tanto en la Roca del Rey:

Kiara estaba sentada en la punta de la Roca, mirando perdidamente hacia el horizonte. Millones de cosas ocupaban su mente, preocupaciones, inseguridades, dudas. Pero entre todas ellas, había una en particular, una que sobresalía por encima de las demás, y no era otra, más que aquel cachorro de león al que estaba esperando en ese momento; Kion, su querido hermano Kion. Irónicamente, Kiara quería saberlo todo sobre él, sus preferencias, sus gustos, qué cosas le molestaban y cuáles no, incluso hasta lo que pasaba por su mente en cada momento. Parecía una actitud bastante posesiva, y ella, no era precisamente inconsciente de ello. A veces hasta pensaba en que se parecía más a su madre que a su hermana por la manera en la que sobrepensaba en él. Ella se consolaba pensando que era algo normal, y que sólo se debía a la edad por la que estaba atravesando. Sus padres ya le habían dicho antes la mayoría de consecuencias que trae esta edad, al fin y al cabo, ellos ya habían pasado por todo eso, ¿no?

Nunca les había dicho nada al respecto, no porque tenga miedo de hacerlo, sino porque es una situación muy... vergonzosa para ella. Desde hacía ya mucho tiempo había dejado de pasar el rato y preocuparse demasiado por Kion, demostrar tanto interés por él de repente sería algo muy raro, incluso para sus padres. De hecho, no le sorprendería que él también se sienta extrañado e incluso incomodado por esta situación. Nunca olvidará sus palabras aquella noche:

«¿Quién eres y qué hiciste con Kiara?». «Es que es raro viniendo de ti». «Yo creí que pensabas que era muy infantil, por eso te di un poco de espacio para no molestarte».

«Es raro viniendo de ti». «Te di un poco de espacio para no molestarte».

Kiara (en su mente): Él, él lo sabía, él era consciente de ese rechazo, de ese desprecio. Aún puedo arreglarlo. ¿Verdad?

Empezó a escuchar algo, un sonido. Al principio no distinguió qué era, pero luego lo reconoció, era una voz. Aunque parecía estar cerca, no lograba entender lo que decía. Poco a poco, la voz se fue aclarando... Su nombre, alguien estaba diciendo su nombre, parecía estar llamándola, cada vez con más fuerza, pero sin llegar a un grito.

¿?: Kiara... Kiara... ¡Kiara!

Sintió una pata sobre su espalda, su pelaje se erizó y mostró un gran sobresalto. Recién en ese momento, reconoció la voz.

Kion (preocupado): ¡Lo siento! ¿Te asusté?

Kiara (agitada): No, tranquilo, estoy bien.

Kion: ¿Segura?

Kiara: Sí, no te preocupes.

Kion: Es que te estaba hablando y tú no respondías, creí que te pasaba algo.

Kiara, que estaba de espaldas a él, se giró para mirarlo a los ojos, aún algo aturdida.

Kiara: ¿Tú eras el que me hablaba?

Kion: Pues claro.

Kiara: Oh, lo siento, estaba...

Casi repentinamente, Kiara se quedó en silencio, sin terminar la oración.

Kion: ¿Estabas?

Kiara: No, nada, olvídalo. —concluyó, volteándose hacia el horizonte nuevamente.

El líder de la guardia tomó aire, para seguidamente, acercarse a su hermana, posicionándose a su lado, e intentando mirarla a los ojos.

Kion: Kiara... —llamó su atención.

La mencionada sólo lo vio, y sin decir ni una sola palabra, le indicó al león que prosiga.

Kion (serio): ¿Hay algo... de lo que quieras hablar?

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