Capítulo 17: Camila

135 13 3
                                    

Camila

¿Me habré excedido en lo que dije? Supongo que no, Cam nunca iba a entender el terror que suponía para mí confesarle cuánto lo quería.

Algunas personas me tildan de cobarde, pero yo no puedo entregar mi corazón, precisamente porque todo este tiempo he estado tratando de pegar los pedazos rotos, buscando aquellos que se han perdido en el camino y que aún no soy capaz de encontrar. Porque Cam no se merece que lo quieran a medias, nadie lo merece y yo así como estoy no puedo ser tan egoísta, aunque quizás ya es demasiado tarde. Trato de no darle mayor importancia.

-Qué lindo este pequeñín- el doctor acaricia el lomo del gato- vamos a hacerle algunos exámenes y después le pondremos unas vacunas que son necesarias. ¿De acuerdo?

-Los que sean necesarios doctor- habla Cam

-Este gato aún es un bebé, tiene recién 2 meses así que obviamente le falta mucho por crecer, ¿dónde lo encontraron?

-En un almacén había un cartel que decía que regalaban gatos, ahí lo adopte- respondo yo

-Muy bien, me lo llevaré para otra sala en la que tengo las cosas necesarias, vuelvo en unos minutos ustedes esperen aquí por favor- nos lleva hasta un pasillo en el que hay algunas sillas, ambos asentimos y duramos diez segundo sin decir nada

-Lo siento- es lo primero que digo

-¿Por qué lo sientes?-el me mira sin entender

-Por lo que dije afuera, no me pare a analizar lo que estaba diciendo y...

-Tesoro- él se acerca y toma mis manos- jamás debes pedir disculpas por algo que sientes que debes decir, no tienes que pedir disculpas por eso, al contrario, hace bien sacar afuera lo que guardas dentro de ti, si lo que dijiste ahí afuera es lo que sientes, lo entiendo y nunca te juzgaría por ello, solo estás siendo sincera y lo agradezco- ojala todo el mundo dijera esto- de hecho a mí me encantaría que dijeras todo lo que se te pasa por la cabeza.

-Nadie está dispuesto a escuchar todo lo que pasa por la cabeza de otra persona Cam, tarde o temprano se terminan cansando, y es normal ¿a quién le gusta escuchar problemas y cosas negativas?

-Yo lo estoy- habla con sinceridad- joder te lo digo ahora, siempre que necesites a alguien que te escuche puedes contar conmigo.

-¿Por qué eres tan bueno conmigo?- él sonríe con pesar

-No sé, quizás siento que encajamos, nos encontramos en el momento justo

-¿Encajar nosotros? Yo siento que somos todo lo contrario

-Que ande sonriendo por la vida no quiere significar que todo vaya bien-se sincera- pero siempre trato de aferrarme a algo que me devuelva las ganas de sonreír. Soy consciente que todos estamos mal por dentro, pero hay diferentes tipos de personas, los que lo demuestran, los que no-se apunta a sí mismo- y las que lo tratan de ocultar pero siempre hay algo que los delata- me apunta y siento como si pudiese ver a través de mi

-¿Qué es lo que ahora mismo te ha devuelto las ganas de sonreír?- pregunto intresada por saber su respuesta, el se acerca y entrelaza sus dedos con los míos, no dice nada, su mirada intensa es lo único que obtengo como respuesta, entiendo que tengo que deducirlo, mi corazón se acelera y juraría que él puede escuchar mi ritmo cardiaco en este lugar tan silencioso, sonríe mostrando todos sus dientes y se le marcan pequeños hoyuelos, estamos acompañados solo del ruido que hacen nuestras respiraciones, su sonrisa de alguna forma es contagiosa y cuando menos lo creo yo también me encuentro sonriendo, sonriéndole a él. Sus ojos bajan hasta mi boca y recorren lentamente mi cara por unos minutos, creo que nunca me había sentido tan cómoda con alguien, después de sonreír como dos idiotas durante lo que se me antojan minutos el muerde levemente su labio inferior tratando de dejar de sonreír, mis ojos viajan hasta la zona y lo único que hace que levante la mirada es su estruendosa carcajada, ese tipo de risa que sale del alma, imperfecta pero hermosa.

Enséñame a soltarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora