Jimin se incorporó de inmediato, pero lo hizo demasiado rápido y el dormitorio empezó a darle vueltas.
Tardó un minuto en recuperar el equilibrio.
¡Madre de Dios, la fiebre y la inanición lo habían dejado tan débil!
Se inclinó despacito, cogió las deportivas del suelo y se sentó al borde de la cama para ponérselas sin siquiera desatar los cordones.
—Pero ¿adónde te crees que vas?
Jimin, que aún no había acabado de ponerse las zapatillas, pegó un bote al oír aquella voz atronadora.
—Tengo que ir a casa —respondió.
Estar a solas con Yoongi lo hacía sentirse incómodo.
Era demasiado grande,demasiado brusco, demasiado exigente, demasiado de todo. Con él se sentía inestable y esa sensación no tenía nada que ver con el virus.
Yoongi volvió a extenderle las piernas sobre la cama y le quitó las deportivas.
¡Mierda! ¡Tanto esfuerzo para nada!
Le había costado mucho ponérselas y no le hacía ninguna gracia tener que volver a hacerlo.
—Estás enfermo y vas a quedarte aquí —afirmó con rotundidad mientras lo fulminaba con sus ojos oscuros y hacía una mueca.—No puedo. Mañana trabajo. Necesito dormir un rato.
—No volverás al trabajo hasta la semana que viene. Ya he llamado a mi madre y le he dicho que te busque un sustituto. —Mantuvo un gesto de desaprobación mientras lo tapaba con el edredón y se sentaba sobre él; estaba atrapado—. Como no sabía si tu compañero estaría en casa, también me he tomado la libertad de cogerte las llaves de la mochila para que mi asistenta vaya a tu piso por algo de ropa.
—Pero...
—¡Deja de rechistar! ¡Se acabó la discusión! Voy a prepararte algo de cena y lo vas a comer. Después te irás a dormir.Se puso de pie y se marchó, pero sus órdenes se quedaron resonando en el espacioso dormitorio.
Jimin se incorporó furioso y se preguntó si se atrevería a salir de un salto de la cama y cruzar la puerta de lo que parecía un departamento.
¡Un departamento impresionante!
El dormitorio era inmenso, y en él se combinaban los tonos canela y negro.
Dominaban el espacio una suntuosa alfombra color café con leche y unos muebles de tonalidad oscura.
La cama era gigante y estaba encastrada en una base de hierro negro, sobre la que se apoyaba un dosel, que combinaba lo que a la vista parecía seda color canela con lanas negras y marrones.
Era un cuarto precioso, oscuro y atrevido...
Igual que su dueño.
¿De verdad este tío pensaba que iba a quedarse aquí?
Vale, era hijo de su jefa, que era una buena amiga, pero a él no lo conocía y ni siquiera tenía claro si le caía bien.
Era un mandón impaciente que daba por hecho que, cuando él decía «salta», todo el mundo saltaba y que, cuando decía «quieto», todo el mundo se quedaba quieto, igual que los perros amaestrados.
Pero, por desgracia para él, Jimin no estaba acostumbrado a recibir órdenes.
Llevaba dirigiendo el rumbo de su vida desde que sus padres fallecieron y lo último que necesitaba era que un multimillonario dominante se dedicara a tomar decisiones por él.
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Mío Esta Noche || Yoonmin
Roman d'amourEl estudiante de enfermería y camarero Park Jimin no pasa por su mejor momento. Su ya desesperada situación económica acaba de sufrir un golpe que puede dejarlo a un paso de vivir en la calle. Cuando necesita poco menos que un milagro que lo salve...