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 Yoongi era consciente de que, poco a poco estaba empezando a perder los papeles. Había tenido que hacer horas extras varios días simplemente porque no podía dejar de pensar en que Jimin estaba aquí, en su casa, arrastrándolo hacia la locura.

 «Si no me lo tiro pronto, me volveré loco».

 Se alegró de que Jimin fuera por delante, pues así no podría ver lo empalmado que estaba. 

 Mientras seguía a Jimin hacia la cocina, se quedó contemplando el balanceo de sus caderas bajo los jeans que le marcaban el trasero. 

 Su cuerpo emanaba un fresco aroma y Yoongi, loco por esa fragancia, la inhaló como haría un hombre privado de oxígeno. 

 Percibía su olor en todos lados, hasta en el dormitorio. Tenía la sensación de que el aroma de Jimin se aferraba a cada centímetro de su casa para recordarle su presencia. 

 ¡Como si pudiera olvidarlo!

 ¿Qué tendría este chico que le fascinaba tanto? 

 Era evidente que Jimin no se había propuesto resultarle irresistible: apenas se ponía bálsamo (brillo labial) y, por ahora, solo lo había visto en jeans, pero lo tenía completamente cautivado.

 —¿Cómo es que no tienes pareja? —le preguntó con curiosidad—. ¿No hubiera sido más fácil hacer la carrera teniendo a alguien en tu vida?

 Habían llegado a la cocina y Jimin estaba sacando lechuga y otras verduras de la nevera.

 —¿Me ayudas a hacer una ensalada? Voy a preparar filetes al horno. —Sacó carne de la nevera antes de añadir—: ¿Para qué iba a querer pareja mientras estoy estudiando?

 Jimin le dedicó una mirada de perplejidad antes de colocar en la encimera una tabla de cortar y darle un cuchillo.

 —Para tener a alguien que te eche una mano —respondió mientras lavaba las verduras—. ¿No te hubiera resultado más fácil?

 Yoongi comenzó a cortar las hortalizas de una forma peculiar y casi se rebanó un dedo. Obviamente cocinar no era una de sus virtudes. 

 Jimin rio y respondió:

 —Mi experiencia me dice que las parejas no son de gran ayuda.

 Aunque parecía estar pasándoselo bien, Yoongi advirtió en su voz que aún estaba dolida.

 —¿Tuviste una mala experiencia?

 —Sí.

 —¿Qué ocurrió?

 Jimin colocó los filetes en la parrilla del horno y empujó a Yoongi para poder abrir la nevera. 

 Sacó una cerveza, le quitó la chapa y se la dio, invitándolo a que se sentara junto a la isla de la cocina.

 —Yo lo corto. Si sigues así, te amputarás un dedo o dos.

 Yoongi frunció el ceño mientras se sentaba y se quedó contemplando a Jimin cortar y trocear las verduras como un auténtico profesional.

 —Bueno, entonces, ¿qué ocurrió?

 Jimin suspiró antes de decidirse a contarle la historia:

 —Salí cinco años con Bae. Pensaba que nos casaríamos, pero, por desgracia, un día salí antes del trabajo y al llegar a casa lo encontré en la cama con quien yo creía que era mi mejor amigo.

  «¿Ese tío está loco? ¿Se acostaba con Jimin todas las noches y quería tirarse a otro?».

 —Menudo imbécil.

Mío Esta Noche || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora