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Siempre nos juntábamos a la misma hora, íbamos andando por los grandes bosques, conociéndonos un poco más cada día, me lo pasaba bien y sentía que empezábamos a tener mucha conexión.

-Este lugar es precioso- dije admirando las vistas de un bosque con grandes árboles y un pequeño río en donde bebían unos conejos salvajes.

-Lo es- dijo mirándome feliz.

-Toma- le entregue un sándwich de nutella que había preparado para él- cuéntame un poco sobre ti, apenas te conozco.

-No puedo decir mucho, me llamo Tom, tengo dieciséis años y soy un chico que solo se dedica a buscar un edificio que ni siquiera sabe si existe acompañado de una grandiosa compañía.

-Pero cuéntame algo no sé, por ejemplo de tu familia.

-No me gusta hablar de mi familia.

-Podré ir a tu casa algún día?

-Preferiría que no- dijo intentando cambiar de tema mientras señalaba un nuevo camino- vamos por aquí.

Después de caminar varios minutos, llegamos a la entrada de una cueva en la que no parecía verse un final.

-Crees que es buena idea meterse aquí? No sabemos lo que puede haber dentro, quizás nos perdemos o se nos cae alguna roca encima- dije mientras Tom me arrastraba hacia dentro.

Empezamos a ver dibujos raros en las paredes, él no decía nada al respecto, como si ya hubiera entrado aquí varias veces.

Encontramos una entrada bastante pequeña en la que nos pudimos colar. Había un camino largo y oscuro, finalmente llegamos como a una librería vieja e iluminada por unas cuantas velas que no sabía porque estaban encendidas. Era una gran sala con unos 10 metros de altura, llena de libros, telarañas, candelabros y mucho polvo.

-Las has encendido tu?

-Nunca antes había estado aquí- dijo sin ni siquiera mirarme.

-Tengo miedo, deberíamos volver- lo arrastre hacia atrás.

-No, tenemos que seguir hacia delante- dijo muy seguro.

-Pero qué te pasa?!- me empecé a asustar.

-Solo cállate y anda!

Fue entonces cuando me di cuenta que quizás estaba cometiendo un error, estaba perdiendo tiempo de mis historias y estudios por un desconocido que no me quería hablar de él, metiéndome por las profundidades de bosques que mi madre no quería que encontrara.

Entonces me fui corriendo dejándolo atrás con lágrimas en los ojos.

Un Deseo o Un Milagro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora