𝗙𝗮𝗻𝘁𝗮𝘀𝘆 ✧ KOOKMIN O.S

Unico.

Jimin estaba en su cama, las luces tenues hacían el ambiente más caluroso.

Introdujo su dedo índice primero arqueándose gustoso al sentir como se abría paso en sus paredes anales. Gimió agudamente y meneó sus caderas para que chocara más con su dedo, metió dos dedos más mientras que su otra mano trabajaba ferozmente en su miembro erecto.

Si, otra vez estaba teniendo una fantasía con su vecino, es que el solo verlo lo ponía tan mal.

Hace unas horas lo vio que salió a dejar la basura y maldición, Jimin deseaba con ansias que su zorra interna saliera para insinuársele pero sabía que estaba mal, el no era así.

Por lo que al llegar a su casa después de la universidad, empezó a imaginarse todas las posiciones posibles en las que su hermoso vecino lo pondría.

Se estaba masturbando imaginándose que la polla grande de su vecino lo estaba penetrando.

Al terminar suspiro cansado y se quedó dormido, sin duda tendría otro sueño húmedo donde el y su adorado vecino serían los protagonistas.

A la mañana siguiente, los pájaros cantaban anunciando una nueva mañana, en los edificios de Seúl todo estaba muy tranquilo excepto por cierto pelinegro que se venía levantando.

Park Jimin, un chico de 25 años vivía en un departamento en Seúl, luego de haberse graduado del colegio, entro a la universidad por lo que no tuvo de otra que independizarse y vivir solo.

Jimin estaba fascinado con la idea de vivir solo pero solo había un pequeño detalle, no le gustaba para nada la idea de tener que estar viendo la cara de su vecino todos los días.

Jeon Jungkook era su vecino, un guitarrista egocentrico de 27 años, tatuado y que le encantaba hacer fiestas todos los fines de semana.

Jimin estaba harto de tener que escuchar los escándalos todas las madrugadas y claro, los gemidos de tantas mujeres por que si, Jungkook se follaba a cualquiera sin importarle que tan escandalosa era.

Le molestaba tanto verlo casi todas las mañanas con esa estupida sonrisa burlesca y siendo tan jodidamente sexy que hacía que su mente imaginara mil cosas por minuto.

Lo que Jimin jamás iba a admitir era que todas las noches se tocaba pensando en cómo Jeon Jungkook lo follaria.

Ese era su más grande secreto. Por nada del mundo dejaría que alguien se diera cuenta de las una y mil fantasías que tenía con su vecino.

Hoy era un día particular, Viernes, Jimin se levantó con un ánimo increíble, hoy tenía su examen de química por lo que estaba tranquilo ya que le entendía muy bien, se levantó a regañadientes como todas las mañanas y se metió a duchar, luego salió y se puso su ropa casual para la universidad, anoche no tuvo escándalos de fiestas ni de mujeres ni tampoco de guitarras que le arruinaran sus tímpanos.

Salió del departamento arreglando su camisa y poniéndole llave a su puerta, dio un salto sorprendido cuando se volteo y se topó con el mismísimo Jeon Jungkook apoyado en la puerta de su departamento sin camisa... oh no... ¡SIN CAMISA!.

Jungkook era todo lo que una mujer o hombre podía pedir, su cuerpo escultural, su cabello largo con ese tinte morado que brillaba, los piercings en sus orejas y ceja contando todos esos tatuajes en su brazo, maldición, era tan hermoso.

Jimin juro que pudo desmayarse en ese instante, Jungkook estaba como quería, al estar sin camisa pudo admirar su pecho fornido, esa fila de abdominales que se le marcaban muy bien que hacían al menor delirar más.