Complemento.

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Este fic participa en el reto semanal de la página Sasusaku Eernice Moi titulado "Fortuna musical".

AU/Universo Alterno.

"Y cada vez que corro a tus brazos siento que existo por amor, como si existiera por amor, solo por amor.

No puedo imaginar cómo es que se me prohíba amar, porque cuando entraste en mi vida podía sentir mi vida comenzar"

Aurora – Exist For Love.

---Sakura---

Estaba tan cansada.

Todos los días eran igual. Absolutamente todos.

Levantarse temprano, ir a la escuela, trabajar, hacer tareas y después dormir. Literalmente así fueron todos mis años de universidad y los que siguieron después de graduarme. Mis amigos, los que quedaban, solían regañarme por pasar tanto tiempo ocupada y no tomarme un rato libre de vez en cuando. Decían que debía disfrutar más de la vida.

Cuando tenía 18 años a mi madre le detectaron cáncer, realmente cuando lo hicieron ya estaba en una etapa algo avanzada, creímos que los malestares físicos que había presentado durante un tiempo eran en parte causados por la depresión con la que lidiaba por la muerte de papá un año atrás debido a un accidente automovilístico, pero no fue así.

Durante ese tiempo recuerdo hacer de todo para animarla; buscamos terapia, realizamos actividades juntas, hablábamos durante horas, llorábamos y le decía que mañana sería un día mejor. Nunca lo fue.

Desde que tengo memoria a ella le gustaba escucharme cantar, realmente le encantaba oírme. Solíamos sentarnos junto a papá en el jardín en los días cálidos y entonar sus canciones favoritas. 

Cuando papá se fue no quiso volver a escucharme nunca más, pero no lo malinterpreten, jamás fue grosera conmigo, solamente le dolía recordar que él ya no estaba más aquí con nosotras.

Lo extrañaba mucho, era su otra mitad. 

No recuerdo un solo día donde ellos pelearan de verdad, si tenían alguna diferencia simplemente lo hablaban, se abrazaban mientras sonreían y decían que todo estaba bien.

Se miraban con tanto amor como si no concibieran la idea de estar el uno sin el otro.

Y así fue.

Después del accidente mamá se apagó. La única forma de hacerla sonreír era cuando escuchaba su nombre antes de ponerse a llorar.

Sé que intentaba seguir el día con día, sé cuánto se esforzaba por mí, pero también sé que desde que se enteró de su diagnostico se dejó morir, supongo que lo único que quería era reunirse con él.

Falleció seis meses después dos días antes de mi cumpleaños número 19.

Siempre supe que mi madre nunca iba a superar la muerte de mi padre así que cuando se fue una pequeña parte de mi corazón, fuera de todo mi dolor, sintió alivio. Imaginarlos por fin juntos me hizo sentir un poco mejor.

En cuanto a mí, bueno, mis padres nunca fueron de familia numerosa y los pocos parientes que tenía tampoco eran precisamente cercanos así que técnicamente me quedé sola.

No solamente tuve que lidiar con el dolor emocional de la pérdida de mis padres, también tuve que hacerlo con una larga lista de facturas que se acumulaban en la mesa; gastos del hospital, gastos funerarios, gastos de la casa, así como la matrícula de la universidad a la que acababa de ingresar sin contar la cantidad de libros y materiales que necesitaba para mi carrera de medicina.

Existimos por amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora