Capítulo 13 - Ishtar-

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Dante suelta las llaves en el mueble detrás de mi espalda mientras miro todo con recelo. La cabaña del difunto señor Bas es pequeña, pero reconozco que también es acogedora y muy buen escondite.

El suelo es de madera oscura y las paredes están pintadas de un agradable color crema que invita al descanso. Al igual que mi apartamento de Viraha, el salón es comedor y cocina, tipo loft. 

Dante se apoya en la barra de la cocina observándome mientras yo me paseo alrededor del salón con el ceño fruncido.

- ¿Cuánto tiempo? - pregunto sin concretar, sé que me va a entender perfectamente.

- Poco espero, hasta que se calmen las aguas o estés lista para contraatacar en caso contrario. - espeta él.

- Estoy lista, me has entrenado. - digo mirándolo por fin.

- No, no lo estás, no para luchar contra El Círculo. - Dante me mira y se separa por fin de la barra. - Tú puedes dormir aquí, yo me quedo el sofá

Dante abre la puerta de una pequeña habitación de matrimonio con nada más que una cómoda de madera clara, un espejo y un armario empotrado. Entro y me siento en el borde de la cama, agotada.

- ¿Dónde vas? - murmuro al ver que él vuelve a coger las llaves para salir.

- ¿Escuchaste algo de lo que nos dijo mi madre? A mí aún no me buscan, necesitamos comida y tú necesitarás ropa. - 

Él me mira un momento y levanta la comisura de sus labios.

- A no ser que prefieras ir desnuda, claro, en plan comuna hippie. - dice justo antes de largarse y dejarme con la palabra en la boca.

Gruño y me dejo caer de espaldas sobre la cama muy agobiada.

Odio admitir que Lena tiene razón, pero esta solución… bueno, no sé si es incluso más peligrosa que la opción de seguir con mi vida después de ese beso con Dante hace solo unas horas.

Recuerdo la conversación con la madre de Dante mientras paseo por la casa buscando conocerla mejor.

- El Círculo sabe lo que sois y os puedo asegurar que no pararan hasta encontraros. - cuenta Lena mirándonos alternativamente. - A la chica ángel la tendrán incluso más localizada ya que se ha presentado voluntariamente ante la boca del lobo.

- No soy un ángel… - murmuro con respeto mirando mis manos.

- Lo que seas, eres de los ancestrales, eso que no te quepa una menor duda y van a por ti ya. - Lena se gira hacia su hijo mayor y suspira. - Tienes que ponerla a salvo, Dante, tú aún tienes algo de tiempo hasta que averigüen quién fue el demonio que entró en sus instalaciones, pero poco más…

- Genial, ¿y cómo hago eso? ¿Se supone que puedo llevarla conmigo al infierno o qué? - suelta él en medio de un gruñido.

- Lo dudo mucho, pero… - Lena se da la vuelta hacia el mueble del salón y abre un cajón para sacar una vieja postal y unas llaves. - Este es el sitio más seguro que conozco ahora mismo, os puede dar una ventaja. 

Dante sujeta la postal vieja y arquea una ceja mirando a su madre.

- ¿Qué es esta cabaña? - pregunta él.

- Era de tu padre. Es la única propiedad aparte de la casa familiar que El Círculo no desmanteló y requisó cuando tu padre fue capturado, lo cual significa que probablemente ni siquiera sepan de su existencia. - relata Lena tendiéndole las llaves. - En la postal tienes la dirección y un pequeño mapa para moveros en el bosque. Será mejor que salgáis ya.

- Espera un momento, ¿el plan es esconderme en una cabaña en el bosque sola hasta que El Círculo se canse de buscarme o cómo va? - murmuro de repente al caer en la cuenta de lo que están hablando.

- No, no estarás sola porque mi querido hijo se ha delatado también. - dice Lena fulminando a Dante con la mirada. - Él te llevará, volverá a por cosas de supervivencia básica aprovechando la ventaja que tú ya no tienes y después los dos tendréis que quedaros allí a salvo.

- Pero… mis padres, la universidad… - musito apenada.

- Tu vida vale más que todo eso niña. - regaña la madre de Dante sujetándome por los hombros. 

Justo cuando termino de rememorar toda la conversación localizo el baño y me veo en el espejo del lavabo. Tengo unas pintas desastrosas, con sangre en el brazo donde me pusieron el suero, o lo que fuera que tenía en aquella celda para no abandonar mi álter ego, la ropa sucia y el pelo enmarañado por el feroz beso con Dante.

Mi reflejo me devuelve a una Ishtar colorada como un pimiento al recordarlo. ¡Joder! He besado a un demonio… La Ishtar del espejo no se corresponde con mi mente cuerda, pues me devuelve la imagen de una chica sonriendo con picardía ante la idea del beso. ¿Me gustó acaso? A ver, no estoy ciega, está claro que Dante está para pecar a gusto mil veces, pero… 

- ¿Estás bien? -

La voz me sobresalta y veo a Dante aparecer en el reflejo del espejo detrás de mí.

- Mierda Dante, tienes que dejar de darme esos sustos. - le regaño. - ¿Cómo has vuelto tan rápido?

- Llevo más de una hora fuera… - recalca él mirándome extrañado. - ¿Has estado corriendo alrededor de la cabaña o algo?

Soy consciente de que lo dice por mi respiración acelerada y respiro hondo para calmarme. Dante nunca me había puesto tan nerviosa, no puedo dejar que esto se descontrole.

- Te he dejado la bolsa que Sarah ha preparado para ti en la habitación, por si quieres… no sé, ducharte o algo. - dice él señalando mi ropa como si fuera evidente que necesito una ducha.

Él comienza a ir de vuelta al salón cuando mi voz habla por sí sola.

- Dante. - 

- ¿Qué? - responde él, seco.

- Lo… Lo del beso… Yo… - ¡genial! De repente no puedo hablar.

- ¡Ah, eso! - Dante parece pensar un momento y me mira. - No hay nada de qué hablar fue solo eso, un beso. Estás buena y eso Ishtar, pero no tengo por costumbre que mis besos signifiquen mucho, no te voy a pedir matrimonio.

Me quedo fría como un témpano y aprieto los labios con rabia.

- Ya. - digo sin más pasando como una bala por su lado. - Tranquilo, me alegra ver que estamos en el mismo punto entonces.

- Genial, porque no me acuesto con celestiales, no quiero morir calcinado o algo así cuando se desate el apocalipsis solo porque una tía esté buena. - farfulla él frío como yo.

- Mira qué bien, porque yo no me acuesto con imbéciles. - 

Con toda mi chulería entro en la habitación y cierro de un portazo para poner fin a esa incómoda conversación.

Mi vida no podría mejorar más. Ahora estoy indefinidamente encerrada con un demonio que me pone nerviosa y no sé si es porque es un imbécil o porque me pone como una moto.

Atraída por el mal [...A La Venta En amazon...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora