PRANKSTER ━━ cedric diggory ✓

vii.

PRANKSTER
capítulo siete

—Vasantha Queenie Scamander no te atrevas a dormir en mi día —se burló Clarissa, golpeando juguetonamente la figura dormida de Vas con una almohada—. Si llegamos tarde los chicos se irán sin nosotras, y George no dejará que nos enteremos.

—Estoy despierta, —gimió Vasantha, dándose la vuelta para quedar frente a Clary, lanzándole a la chica pelirroja una aguda mirada.  

—Bueno, vamos, entonces, —dijo Clary, permitiendo que la chica se levantara y se acercara a su baúl para vestirse—. Se me ha acabado el jabón de los Engendros de la Rana. Ya sabes que me encanta dejarlo en las duchas para que otros lo encuentren.

—Eres malvada, —dijo con una sonrisa, poniéndose un jersey granate y unos vaqueros—. Pero recuérdame que compre una nueva taza de té para morder la nariz. Durante el verano papá hizo té y Rolf fue la víctima desprevenida. Al pequeño se le cayó la cosa y se hizo añicos. Intenté arreglarla pero no funciona igual.

En cuanto Vasantha estuvo lista, las dos chicas bajaron las escaleras, ansiosas por reunirse con los chicos. No se iban a ir hasta un poco más tarde, sabiendo muy bien que no iban a llegar a ningún sitio más que a casa de Zonko antes de tener que volver al castillo. Así que Vas aprovechó la oportunidad y optó por echarse una siesta en cuanto el grupo volvió del Gran Comedor esa mañana. En cuanto las chicas llegaron a la sala común, Fred y George estaban esperando cerca de la salida, con miradas impacientes escritas en sus rostros.

—¿Y por qué siempre que estamos listos para ir a algún sitio, nos toca esperarlas a ustedes dos? —preguntó Fred, golpeando el pie con impaciencia.

—Esta vez es culpa de Vas, —dijo Clary, levantando las manos en señal de rendición mientras lanzaba a su amiga bajo el autobús.

—Nos lleva un poco más de tiempo, —dijo Vasantha, encogiéndose de hombros—. No podemos despertarnos e irnos todos.

—¿Despertar e irnos? —preguntó George, burlándose y poniendo una mano sobre su corazón— ¿Sabes lo que tarda este pelo en llegar por la mañana?

—No quieres saberlo, —le susurró Clary a Vas, guiando al grupo fuera de la sala común y bajando la escalera, con el parloteo ansioso de los cuadros que cubrían las paredes animando el ambiente.

Aunque apenas comenzaba la transición hacia el otoño, el aire fresco y crujiente golpeó a los de quinto año tan pronto como pusieron un pie fuera del castillo, haciendo que Vas cruzara los brazos sobre el pecho, temblando un poco en el aire otoñal. Clary no pudo evitar notar que las hojas del Sauce Boxeador comenzaban a tornarse anaranjadas a su paso, y que los dementores eran vagamente visibles en las afueras de los terrenos del castillo, lo que aumentaba el frío.