El heraldo de la Destrucción dejó inmerso en tinieblas a un antiguo y casi olvidado Reino, siendo el esfuerzo de una joven Pokémon el único capaz de ponerle fin a semejante Infierno. El Mítico Guardián fue llamado a ayudar y tan pronto como su labor...
"Mil y un preguntas invadieron nuestras perturbadas mentes, pero solo una fue compartida por el inconsciente colectivo.
¿Por qué?
Si dicha pregunta llegaba a tener su respuesta; ¿Qué razón podría ser lo suficientemente válida como para llevar a cabo semejante cúmulo de desgracias?
Era abrumador. Nuestro Reino, antes bendecido por abundancia en todos los sentidos, ahora se veía marchito y escaso de color, todo, en una sola noche.
En un último y desesperado intento, junté mis pequeñas manos hasta la altura de mi pecho mientras respiraba profundamente permitiendo que el poder fluyera por mi cuerpo. Cuando logré concentrar toda esa energía en el centro de mis palmas, la liberé.
Una estela de luz plateada se alzó en medio del cielo y concluyó en cuestión de segundos. Si eso no era suficiente para atraer al único capaz de salvarnos, entonces no sé qué lo sería
...
Al cabo de media hora, mis ojos, ya más que cansados por tanto llorar, se fueron cerrando debido al irremediable sueño que lentamente me iba envolviendo. Ya no podía seguir en pie, mi cuerpo ya estaba en su límite y mi corazón se encontraba más que deshecho, así que, ¿ya para qué retrasar lo inevitable?
El alba comenzó a resurgir desde el horizonte, bañando con su cálida luz dorada todo a su paso, pero era extraño, esa reconfortante sensación no provenía de los rayos del sol, algo más producía e irradiaba dicha aura de energía.
Con las pocas fuerzas que me quedaban, alcé mi mirada hacia la colina frente mío, ahí lo vi.
Astas coloreadas por el arcoíris, ojos como zafiros llenos de bondad y un aura repleta de gentileza. ¡El mítico Pokémon de la Creación Xerneas hacía acto de presencia!
Nuevas lágrimas se alojaron en mis ojos, listas para salir junto con todo el cúmulo de sentimientos encontrados que albergaba mi corazón.
En lo alto de aquella colina el Pokémon mítico iluminó todo el cielo con sus astas, regalándole a todos los presentes, algo más por qué vivir, esa era nuestra luz de la Esperanza"
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