Desde el día anterior, el mundo parecía moverse en cámara lenta y por momentos demasiado rápido. Marco no dejaba de pensar en la mirada llena de dolor y lágrimas no derramadas de Ace. Los años mejoraron su temperamento, pero sus emociones estaban ahí, a simple vista, si sabías buscar. Después de dejar a Ace en el café, Marco fue a la casa de su padre, entró a su antigua habitación y se durmió llorando con el abandono de un niño.
Al despertar, su cabeza quería partirse en dos del dolor, como si hubiera pasado toda la noche trabajando sin cesar, o como si se hubiera ido de juerga y se hubiera tomado todo el alcohol del bar. Preparó el café en automático e hizo suficiente para dos tazas grandes. Sirvió su parte en una taza en forma de piña. Fue un regalo de Thatch como burla. Caminó hacia el porche de la entrada. En su habitación nunca hubo el suficiente espacio para sentarse en silencio o para contemplar el cielo por la ventana, así que cuando necesitaba pensar, Marco se encontraba sentado en el escalón de la entrada, con la vista en los árboles y la mente en la nada. Después de unos minutos de perfecta quietud, escuchó el crujir de la madera bajo un par de pasos lentos y corpulentos, acompañado de dos pares de pisadas más ligeras pero igual de viejas. Stefan, el perro, caminaba tras su padre, que traía en mano su propia taza personalizada, cambiaba a un color azul cielo con el calor.
La fuerza de Edward ya no era la misma que hace cinco o diez años. Sus rodillas protestaron ante la idea de sentarse en el suelo con su hijo, así que se conformó con la mecedora que tenía instalada allí.
No tuvo que esperar mucho tiempo para que Marco regresara de las nubes.
—Creo que hice lo correcto.
Stefan, al pie de su amo, levantó las orejas ante las palabras de Marco. Edward se limitó a darle un sorbo a su café.
—Era lo correcto, ¿no? El solo hecho de pensar que podría suceder algo de nuevo por mi culpa…
—Hijo… ¿prefieres cerrarle las puertas a tu felicidad ahora, como lo hiciste hace diez años, por un futuro que no está escrito en piedra?
—Hace diez años…
—Eras joven, inmaduro… inseguro… tenías miedo… —enumeró Edward. Para él, que lo había visto crecer, era fácil notar que existió un Marco antes del incidente y un Marco después de. Uno no tenía mucho que ver con el otro, excepto días como estos, en los que ambos se interconectaban —. Las cosas son diferentes ahora. Tú eres diferente ahora.
Un nudo en la garganta le impidió hablar a Marco. Al parpadear, dos lágrimas rodaron por sus mejillas.
—Apuesto que Ace también es diferente ahora —agregó después —. Es una pena. Nunca lo sabremos, ¿no? —Edward sonrió ante su ocurrencia —. A decir verdad, me hubiera gustado que Ace fuera de la familia… eso haría a Roger y a Rouge de la familia también —carcajeó al imaginarse qué hubiera dicho su antiguo rival sobre eso.
Marco sonrió ante lo dicho por su padre, pero sintió que el nudo en su garganta se deshacía y comenzó a sollozar. Stefan chilló y se acurrucó alrededor de Marco, quien acarició su pelaje para tranquilizarse.
—Lo que sucedió con Teach… no volverá a suceder. No dejes que su fantasma se interponga entre Ace y tú —sentenció Barbablanca.
Marco intentó sonreír.
—Creo que ya es un poco tarde para eso. Lo arruiné.
—Esperemos que Ace sea más sensato que tú.
~~ [Continuará...] ~~
Estoy actualizando desde mi celular gg. solo tres capítulos más ʘ‿ʘ
ESTÁS LEYENDO
Palabras de papel (#OnePieceWeek2021) [Marco/Ace]
FanfictionSiete oneshots enfocados en Marco y Ace en la época moderna donde ignoramos el canon. Reto de escritura #OnePieceWeek2021 del 12 al 18 de julio 2021. Week organizado por @ensalaw. Portada por PEIEN516 en twitter.