Es increíble lo deprimente que puede llegar a ser un hospital, pero no te das realmente cuenta hasta que tu estancia en él va acompañada de una mala noticia. Esa sensación era lo que un chico de veinte años estaba sufriendo por primera vez. Y aún teniendo alrededor a su familia y amigos, no podía evitar sentirse peor. Y es que todos le recordaban lo que ya no iba a poder tener. Su mirada estaba fija al suelo desde que el doctor les comunicó la noticia. No estaba seguro de cómo seguía erguido después de todo, ya que su cuerpo solo pedía derrumbarse. Tal vez la mano de su madre entrenlazada con la suya servía de conducto de mínima energía que, por momentos, desaparecía, dejándolo casi inerte.
Lo único claro que Harry tenía en mente era que ya nada iba a ser igual, y que seguramente lo había perdido para siempre. Eso le estaba matando lentamente por dentro.
"Harry, cariño. " La voz de Anne, suave y triste, le provocaba arcadas. No quería eso. No quería sentir eso. No iba a poder mirarlo de nuevo. No iba soportarlo.
Se levantó rápido y sus piernas intentaron hacer el mayor esfuerzo por funcionar. Se alejó de esa sala desesperado e ignoró su nombre que salía de ella. Caminó por el pasillo lateral sin rumbo aparente, encontrándose con pacientes, familiares, médicos y más pacientes. Tal vez su madre tenía razón, y debiera derrumbarse de una vez. Dejar que todo el dolor salga. Pero le estaba siendo imposible, porque eso sería darle la razón a la realidad. Sin embargo, cada paso que daba, el nudo de su estómago se hacía más notable y desagradable de aguantar.
Fue justo al llegar a la habitación final de ese pasillo que sus rodillas enfrentaron el suelo. Ahora todo lo que Harry era solo se podía describir en una palabra: desastre. Un desastre de lágrimas y sollozos ahogados. Esa falta de aire le hacía hipar demasiado fuerte e hizo que algún que otro médico se acercara. Harry rechazó cualquier ayuda brindada, aunque pareciese mentira, eso también le recordaba a Louis. Siempre él era quien le ayudaba cuando tenía sus ataques de pánico, le animaba a seguir adelante con besos por todo su rostro y palabras reconfortantes.
Pero, ¿ahora? Ahora nadie podía sacarle lo que tenía dentro. Nadie podría sacarle a Louis.
En segundos, unos pasos mucho más ligeros sonaban detrás suyo, sustituyéndolos pronto por unos brazos que le rodearon entero. Su familia. Parte de su vida seguía en pie, no obstante Harry aún no era capaz de verlo porque lo único que visionaba era a un Louis indiferente.
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¿Nos conocemos? (L.S.)
RomanceLouis pierde la memoria, y con ella, los cinco años que pasó con Harry. Borrón y cuenta nueva en un cuaderno de melodías. Al principio, la daga era solo eso, una daga que solo cortaba, que hacía daño, vacía por dentro. Un arma afilada que solo pre...