Ahora ya era un poco tarde, ella se propuso entrenar un poco antes de ir a dormir, y el rubio decidió entrenar con ella, extrañada acepto y ambos calentaron un rato. Shirayuki realmente se veía un poco extraña con esas posiciones donde parecía no tener huesos.-¿cómo rayos eres tan flexible?-
-bueno... desde muy joven practico karate y gimnasia...- soltó una risa antes de continuar -también estuve un tiempo en el circo-
-JAJAJAJA- se burló intentando controlarse un poco -yo realmente lo decía de broma, ¿cómo terminaste ahí?-
-no tenía una buena relación con mi hermana, así que huí de casa y llegue a un circo, papá tardo un par de meses en encontrarme- se paró de manos y camino un poco así -ahí aprendí a hacer estas cosas- sonrió.
Estaba sorprendido, realmente él no tenía ni idea de supiese hacer tantas cosas, lo que también era extraño, pocos habían entrenado tan duro desde tan jóvenes, trató de no pensar mucho en eso y continuaron el entrenamiento, uno bastante entretenido, gracias al bō la albina podía impulsarse y acercarse muchísimo más al rubio. Esto era divertido para ambos, creían que el otro era fuerte y no se contenían mucho, al menos Shirayuki si, pues no iba a pelear como se le enseñó con él.
La joven sintió un escalofrío recorrer su espalda, pensó que fue solo eso, un simple escalofrío, así que lo ignoro y siguió con el entrenamiento, sin embargo, cuando Bakugou detonó otra explosión un intenso dolor la paralizó, un dolor que iba por toda su espina y que parecía originarse en su cuello. Al recibir el impacto directo de la explosión un poco de su ropa se desgarró y ella terminó a varios metros del joven boca abajo, quien se preocupó de haberla lastimado de verdad, así que corrió hacia ella.
-Oi Shirayuki, estás bien?- se preocupó más al ver su expresión de dolor.
-n no me puedo mover... duele mucho- apenas y pudo hablar entre gemidos -es mi es... espalda- él le quitó la chamarra y alzó un poco su blusa para ver su espalda, esperando no haberla lastimado, pero todo se veía normal, sin heridas y la posición de su columna se veía normal.
-no tienes nada-
-entonces no entiendo porque duele tanto- susurró e intento girarse para quedar boca arriba, pero el dolor no la dejo, así que el rubio la ayudó, quedando totalmente sorprendido al ver su abdomen.
-eso es...- se había quedado sin palabras, ese símbolo había estado en todas las noticas del país desde hacía un par de meses, avergonzada y nerviosa Shirayuki se cubrió el tatuaje.
-yo... puedo explicarlo- Bakugou se alejó de ella, ahora entendía todas las cosas que le decía. La miró, su expresión era de tanta preocupación que decidió quedarse.
-nos has engañado todo este tiempo- afirmó molesto y decepcionado, aún así no podía gritarle, esta situación lo sobrepasó
-no- mintió -por favor no se lo digas a nadie y te lo explicare todo- intentó ponerse de pie, pero de nuevo ese tortuoso dolor provocó que cayera de rodillas.
-Entonces habla- el tono tan frío en que le habló la lastimó, pero definitivamente era lo que se merecía.
-mis padres... ellos se separaron antes de que yo naciera, mi padre no sabía nada de mi, así que nunca me buscó- comenzó a hablar con un tono de voz apagado -mi madre es la actual líder del clan Saito... mi verdadero nombre es Shirayuki Saito, aunque mi padre lo cambio hace un par de años-
-ni siquiera sabía tú nombre real...- susurró.
-al nacer ahí... me pusieron el tatuaje cuando aún era muy pequeña, me entrenaron y cuando apareció mi quirk mi abuela decidió que yo sería la siguiente líder-
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Bakugou y tú Doble cara
Acak-oye fenómeno de circo -.... -deja de desprender ese extraño color morado -morado? ------ -Bakugou... -y ahora qué quieres? -tengamos una cita... ------ -oi Katsuki -qué sucede? -creo que te amo ------- -lo lamento mucho Katsuki -jamás habría pensa...