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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟔: 𝐂𝐨𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐨𝐬

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El reino de Paralia estaba separado del de Ibarantan por una alta y gruesa muralla, que tenía tres únicas entradas. La única forma de cruzar de un territorio al otro era cruzando a pie por una gran nave. Era de estilo renacentista y constaba de dos partes idénticas, cada una a un lado del muro, unidas por un pasillo.

La construcción contaba con un gran número de columnas dóricas y la tenue luz entraba por los ventanales. La primera planta estaba dividida en tres partes, separadas por dos filas de arcos. Al final de la segunda nave se encontraban una mujer y un hombre junto a una mesa y delante de ellos se encontraba una fila. A su lado, había una enorme puerta custodiada por dos guardias.

La fila frente a la mesa no era muy larga, ya que solo tres familias esperaban delante de Delilah y Remei.

Mientras esperaban, la joven se tomó el tiempo de procesar como  llegado allí, pues se encontraba algo aturdida. Pasó todo el viaje durmiendo, por lo que aún no creía que lo que aquello no fuese un sueño.

De hecho, aún pensaba que estaba soñando. Indudablemente, era consciente de que iba a abandonar el reino de Paralia. Aunque todavía no tenía la certeza de que su tía tuviese razón, ya que nada mágico o fuera de lo normal había ocurrido en su presencia.

En aquel momento estaban atendiendo a una mujer joven, quien estaba acompañada por un chico que de la edad de Delilah y una niña. Los dos mayores tenían el mismo tipo y color de pelo: ondulado y rubio oscuro, por otra parte la pequeña tenía el cabello castaño, alborotado y rizado, muy parecido al suyo.

La mujer se encontraba hablando con los administrativos, por lo que Delilah no la veía muy bien. En cambios, sus hermanos menores se encontraban jugando al escondite entre las columnas de la sala. Se podía saber a simple vista que no habían tenido una vida fácil, pues la piel morena del chico contaba con pequeñas cicatrices, probablemente fueron causadas por el trabajo en el campo. Ni su ropa, ni la de su hermana pequeña mostraban un gran poder adquisitivo.

Delilah sintió pena por los tres hermanos, por mucho que siempre se quejase de su vida en Litoresilva, era consciente de que había gente que lo estaba pasando peor que ella.

La mayor de ellos llamó a sus dos hermanos, para que se acercasen a la mesa. La joven intentó descubrir que era lo que pasaba, pero le fue imposible.

La mujer encargada gritó: —¡Siguiente! —haciendo que los dos jóvenes y la niña abandonasen la mesa. Una vez lo hicieron Delilah se hizo a un lado para ver si había algo sobre el mostrador, pero le fue imposible, pues un matrimonio ya ocupaba el lugar de los hermanos.

Delilah vio como la mayor de ellos le mostraba a uno de los guardias sus papeles. En cuestión de unos segundos, la puerta se abrió sin que nadie la tocase, sin ser abierta desde el otro lado y con una rapidez impresionante. El guardia le devolvió a la mujer sus documentos y los tres cruzaron por un pasillo a través de la muralla. Del final de este, provenía a una luz que la deslumbró.

Una vez los tres hermanos desaparecieron, Delilah intentó buscar una explicación lógica, tal vez era un mecanismo avanzado que permitía abrir las puertas. En cuanto a aquella potente luz, tal vez el pasillo estaba repleto de velas. La joven aún se negaba a creer en la magia, intentaba convencerse de que nada de lo que vio en aquel libro era real, no podía ser real. Solo era un estúpido cuento para niños que su tía había comprado. Esa era la respuesta.

-𝐋𝐚𝐬 𝐁𝐫𝐮𝐣𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐏𝐢𝐜 𝐋'𝐈𝐧𝐟𝐞𝐫𝐧-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora