IX

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Yuji se había ido con el mocoso de Junpei al jardín, ahora que ambos estaban más grandes a mi no se me permitían estar tan cerca a como lo era en unos años atrás, según ellos necesitaba privacidad, y que tenia prohibido escuchar algunos de los tem...

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Yuji se había ido con el mocoso de Junpei al jardín, ahora que ambos estaban más grandes a mi no se me permitían estar tan cerca a como lo era en unos años atrás, según ellos necesitaba privacidad, y que tenia prohibido escuchar algunos de los temas íntimos que tenían.

Obviamente me había negado, no confiaba en el chico, quizás puede pasarse de listo y besar a mi Omega, pero solo basto con que Yuji llamara a Uraume para sacarme a rastras y castigarme con ir a escuchar a los aldeanos.

Bah.

De igual forma me permitió pensar unos momentos en la situación. Si me lo preguntaban a mi esto me parecía sospechoso, y no es porque el niño ese sea aprendiz de hechicería, es mas bien esa energía maldita que emanaba de manera extraña y la forma preocupante en que miraba a su alrededor, no soy de cuidar a cualquier Omega que se me cruce, pero estaba seguro que el tal Junpei no estaba bien.

Y solo esperaba que no llevara a mi Omega por un mal camino.

Me senté en la entrada que daba al jardín a esperar. No tenia mucho que hacer sin Yuji, mayormente era él el que incentivaba las tareas del pueblo, recoger las cosechas, cocinar, plantar nuevas flores, ver el crecimientos de sus insecto, e incluso eliminar las maldiciones menores, y ahora mismo me siento un inútil y muy dependiente de mi Omega.

- Sukuna-san.- Escuche un suave murmullo, levante la mirada y ahí se encontraba Yuji con su tierno kimono color rosa pálido. Debí de haberme quedado unos cuantos minutos pensando en lo llorón que me ponía sin su presencia cerca.- ¿Desea que le caliente un poco de té verde?, hace unos días había dicho que deseaba probarlo y yo seque unas hojas que conseguí en los intercambios del pueblo.

Su sonrisa era deslumbrante, sus gestos era puros y su aura parecía gritar amabilidad por todas partes.

No te merezco, Yuji.

Asentí ante su propuesta y lo acompañe adentro. Una vez en la cocina, él preparó todo en una tetera de porcelana, me senté en el tatami y esperé a que me sirviera. Bebí un ligero sorbo y estaba delicioso.

- Sukuna-san, me gustaría pedirle algo.

- Te escucho.

No era raro que me pidiera cosas, pero si era extraño que lo dijera en un tono serio, eso quería decir que no me pediría algo común como lo eran las sandías, algunos dulces o fruta, quizás tenga que ver con el mocoso hechicero.

- Pero, ¿me promete que no se enojará?- Menciono en un susurro, aquí había algo mal. Asentí aún dudando.- Quiero ir a la escuela de hechicería.

Oh no, la traición.

- ¿Por que?- me crucé de brazos y lo mire de manera seria.

- B-bueno, Junpei me mencionó acerca de su control de energía maldita y por unos instantes me sentí un completo inútil al no saber cual es mi verdadera fuerza, yo también quiero pelear mis batallas en un futuro y creo que la mejor forma es aprendiendo con los hechiceros.

- La escuela de hechicería es el lugar más seguro que existen para los chamanes, más no para las maldiciones, somos una peste en ese lugar. Tu no lo eres, al menos no completamente, pero eso no significa que vayan tras de ti, en especiales los clanes superiores.

- ¿Clanes?

- Si, el clan Kamo, famosos por jugar con la sangre y conservar la herencia prestigiosa, el clan Zenin, bastardos con buenas habilidades, ganaron un puesto quitando a los obstáculos, y el clan Gojo, ellos y sus malditos ojos e infinitos.

- Pero ellos no lo pueden vencer, usted es superior, ¿cierto?

- No me pongas tan alto, mocoso, yo para ellos soy una vil cucaracha al cual aplastar, es una suerte que el clan Gojo no quiera unirse a los otros dos.- Mencione cruzándose de brazos.- O estaría perdido.

A Uraume no le parecía buena idea que Yuji vaya a la escuela, y si era posible ella había propuesto entrenarlo personalmente, obviamente el Omega se había negado

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A Uraume no le parecía buena idea que Yuji vaya a la escuela, y si era posible ella había propuesto entrenarlo personalmente, obviamente el Omega se había negado.

- Sukuna-sama no puede permitir que Yuji-sama vaya, el clan Zenin puede estar ahí y...

- Uraume, es la primera vez que Yuji pide abandonar el sector, estoy pensando que sus deseos se están desarrollando y diferenciando entre su deber y lo que quiere. Estoy seguro que si se encuentra en peligro lo sabría, además de que no estará solo.

- ¡Pero...!

- Él debe conocer el mundo, lo cruel y bueno que puede llegar a ser. Que su decepción venga de sus propios ojos y no de la boca de otro.

Además, una vez que vuelva de la semana que había pedido, yo daré por empezado las etapas del cortejo. Esta vez no pienso soltarlo sin que tenga una marca mía en su cuello.

Y es una promesa.

Aunque pase el tiempo |SukuIta, Omegaverse|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora