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Cuando llegue a la oficina del Director dos horas después encontré allí a mi padre y a mi hermano. Los traidores.

Llevaba un vestido acampanado de color negro y lunares blancos. Los zapatos eran de color blanco.

-No lo puedo creer esta hermosa. – Dijo el viejo traidor. - Lo que nos prometieron es cierto. ¿No vas a abrazarme?

Antes cuando era un muchacho era cariñoso y siempre lo abrazaba. "No quiero saber nada con usted. Me traiciono". Me empezó el dolor de cabeza. Trate de pensar en otra cosa.

- Se lo que piensas pero yo lo hice por tu bien.

"Mi bien es que me conviertan en mujer. Lo hizo para no perder sus propiedades".

- ¿No vas a decirle nada a tu padre Natalia? – Dijo el Director de la clínica.

- Me alegro que le gusten mis cambios. – Dije fríamente.

- A mis amigos les vas a encantar. – Dijo mi hermano.

- Queremos volver a las épocas antes de la revolución femenina. – Dijo el Director – Si tratas de revelarte te enviaran a un centro para ejercer la prostitución durante dos años. Deberas acostarte con veinte hombres todos los días.

Con mi experiencia pasada con el camillero no quería saber nada de tener sexo y menos con veinte hombres todos los días o que me violaran.

Habíamos llegado a la casa. Recordé lo de la ley "Hay una nueva ley la aprobó el senado. Si no aceptan ser mujeres, tener citas con hombres, casarse y tener hijos en sus más de treinta años de vida reproductiva serán acusadas de altísima traición a la patria condenadas a la pena de muerte y todas sus familias será echada de sus propiedades".

Tal vez eso mismo le habían dicho a mi padre, que les sacarían todas sus propiedades si no entregaba a su hijo menor y mi padre era un hombre rico. El eligio sus propiedades y no a mi.

-Natalia hija. – Dijo mi padre.

- ¿Que Natalia? – Le pregunte hiriente – El nombre que usted eligio para mi.

- Era el nombre de tu madre.

Lo sabia. No me importaba.

- Entiende tu país te necesita. Yo estuve en la guerra.

-Esto no es lo mismo – Lo mire con odio – Usted sigue siendo un hombre. A mi me convirtieron en una basura.

Mi padre me miro con ojos tiernos.

- No es asi. Te convirtieron en una mujer hermosa.

-Yo hubiera preferido que me dejaran como estaba. Además usted me entrego, me traiciono – Me empezó a doler la cabeza - Le dije donde iba a estar – Le grite – Confie en usted y me traiciono. 

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