Capítulo 21: Tormenta

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Eso es una tormenta
Eso fuiste tú
Si creo que hay distancia
me cuesta distinguir.

El pulso de tu corazón se acelera
el ritmo que llevábamos terminó
te voy a echar de menos desde lejos
encuentro que no está la decisión
El pulso de tu corazón se acelera
encuentro que el momento ya pasó.

💭

Luego de una sesión de abrazos y besos, acabaron sentados en el suelo del lugar, apoyados en una de las paredes blancas y frías, con Yuri recostado en el hombro de Otabek. Según su reloj aún faltaban treinta minutos para que acabaran las clases, sin embargo ninguno de los dos podría entrar a su salón, no sin llevarse alguna reprimenda.

De repente, Yuri se alzó un poco y miró a Otabek directamente, recordando algo.

—  ¿Qué es eso de que a Sara le gusta Mila? ¿Lo dijiste en serio o solo para llamar mi atención? — El moreno no hace más que sonreír ante la curiosidad de su amigo, pensando un poco su respuesta.

—  Un poco de ambas, es decir, solo estoy suponiendo que a Crispino le gusta Mila, no sé.

—  Ya, yo hasta me había emocionado. En todo caso, si ese par de idiotas siguen molestándote yo mismo voy donde Phichit y le digo eso, el hámster sabe como esparcir un rumor.

— Yura, no.-Otabek ve con completa reprobación a su amigo, mientras que el rubio se limita a verle con extrañeza, alzando una ceja.

— Yura, sí. No voy a dejar que esa tipa te haga la vida imposible, ha hablado mal de ti, y además usa a su hermano para dar miedo. Yura sí y punto.

— No, no importa que haga, me lo merezco. Ella sin embargo no se merece que todos sepan su... secreto, no merece que se enteren por un rumor que el roedor quiso divulgar.

Yuri no pudo decir más, pues pudo entender que Otabek se estaba poniendo en el lugar de Sara, y que él odiaría si algo así le ocurriera. Guardó silencio aún con las mejillas infladas y su postura de rabieta, disgustado de no poder hacer lo que quiere. El kazajo solo sonrió con calma, abrazando a su rubio contra él.

Pasaron los treinta minutos restantes entre conversaciones sin mucho sentido y música por parte del moreno, aún sobre las frías baldosas del baño. En cuanto escucharon el timbre, Yuri fue el primero en dejar un beso rápido sobre los labios de Otabek, corriendo hasta el primer piso en donde guardaba sus cosas. Otabek se tomó su tiempo para salir, fijándose en que nadie estuviera cerca.

Obviamente la maestra de biología ni siquiera notó su ausencia, por lo que pudo salvarse de un llamado a sus padres. Tomó sus cosas con calma y se dirigió hasta el estacionamiento, donde Yuri le esperaba apoyado en su motocicleta, listo para ir a sus clases de ballet.

🌹

Su silueta se movía con suavidad por el estudio, llevaba el cabello tomado en una coleta, y estaba lo suficientemente largo para que se moviera con gracia a la vez que su cuerpo se elevaba. Yakov iba de un lado a otro, siguiendo cada movimiento, fijándose en cada detalle del rubio frente a él, su único pupilo en ese momento. Yuri tenía clases en solitario ese día, por propia petición de su maestro.

Sus brazos se movían desde una cuarta hasta una quinta posición, a la vez que sus pies giraban y una de sus piernas se elevaba, siguiendo el ritmo del piano. Yuri no podía quitarse la sonrisa del rostro, lo único en su mente era la música compartida con Otabek hace un par de horas, sus latidos calmados y el rostro tranquilo. Casi ni se dio cuenta en qué momento acabó su rutina, viendo a Yakov fijamente, esperando algún comentario.

Hijos Del Peligro [otayuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora