Martes, 16 de mayo 1939.
—¡Estoy tan celosa de tus piernas, son de verdad muy largas!
Hanji comenzó a reírse mientras Nanaba, quien estaba recostada a su lado, estiraba las piernas para compararlas con las suyas. De cierta manera agradecía haber encontrado a un par de amigas en aquella ciudad, ya que de lo contrario Hanji hubiera muerto del aburrimiento.
—Pero las tuyas son más lindas, se ven bronceadas y eso significa también que quizás tuviste demasiado tiempo libre. Cuéntame otra vez, Hanji. ¿Has estado muchas veces en la playa? ¿Los marineros son más guapos que los mineros?
Nanaba parecía curiosa en ocasiones sobre las aventuras de Hanji y ella, que jamás había salido de la montaña, había encontrado alguna especie de fascinación por los lugares que solía describir Hanji. Ella también quería rodearse de toda clase de personas y de lugares, y sobre todo de crear recuerdos que la hicieran sentir viva.
—Claro que los marineros no son más guapos que los mineros. Creo que de verdad prefiero a los mineros—. Confesó Hanji un tanto soñadora.
Aún le dolía a Hanji el recuerdo de ese amargo momento en que vio a Levi con Petra y por un instante llegó a pensar que se veían bien juntos. Ya había perdido la cuenta de los días que llevaban sin hablarse y ella no estaba segura si en algún momento lograrían retomar el contacto.
—¿Desde cuándo los mineros llaman la atención de una bella y distinguida mujer? —. Nanaba se giró sorprendida ante lo que acababa de oír.
—Promete que no lo dirás a nadie—. Hanji se giró también sobre la cama para quedar frente a Nanaba y a obligarla a que jamás revelaría su secreto.
Nanaba de verdad quedó estupefacta cuando Hanji le contó absolutamente todo con lujo de detalles desde el segundo exacto en que conoció a Levi y la rubia parecía confundida. Ni siquiera lograba imaginárselo.
—¿Hablamos del mismo Levi, verdad? —. Nanaba ya no estaba tratando de ocultar su confusión.
—¿Cuál es el problema? —. Hanji quiso saber.
Nanaba intentó imaginarse a esos dos juntos y le pareció gracioso.
—Creo conocer a Levi desde que somos niños, bueno, nos criamos en la misma ciudad. Y de todo este tiempo, muchas veces lo vimos en el burdel gracias a su tío Kenny, pero nunca ninguna de las chicas logró llevárselo a la cama y hasta pensábamos que quizás nosotras éramos el problema. Has tenido que llegar tú para seducirlo y embobarlo, el mismo día que lo conociste.
Hanji suspiró con derrota. Al parecer Levi nunca le había mentido y sí era virgen. Incluso teniendo bellezas como Nanaba al lado, nunca quiso tener alguna aventura con alguna de las prostitutas. Así que básicamente los motivos de su poca iniciativa con ella, era solo la falta de experiencia y quizás la vergüenza. Le dio un poco de ternura pensar en eso.
—¿Tienes que ir esta noche también? —. Preguntó Hanji un tanto resignada.
Nanaba asintió con pesar, donde en ocasiones como esa le hubiera gustado quedarse en casa y tal vez no tener una doble vida.
Horas más tarde, Hanji acompañó a Nanaba hasta la puerta y le deseó una noche tranquila, donde al regresar a su habitación se encontró de frente con Petra quien venía desde la cocina con algo de té.
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Cartas para Hans (Levihan/Historia completa)
FanfictionLos años 1930 están finalizando y del tren desciende una hermosa mujer que llega a la ciudad para hacer latir más de un par de corazones en medio de la tensión del proletariado y la burguesía.